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HorizonteRamón Pérez-Maura

Traición, no; alta traición

El mismo tipo que el pasado 31 de octubre en el Palacio Real de Madrid aseguró lealtad a la Princesa de Asturias -no juró porque no sabe lo que es jurar- es el que ayer comenzó el derribo de la Monarquía y con ella el fin de la unidad del Reino de España

Ayer por la mañana me vine a Biarritz, desde donde escribo. Cuando estaba llegando saltó la noticia de los términos en que Sánchez ha rendido a España frente a los golpistas catalanes de Puigdemont. Inmediatamente me vino a la cabeza la imagen de mi bisabuelo Gabriel Maura, ministro del último Gobierno de la Monarquía de Alfonso XIII y que en mayo de 1931 se expatrió e instaló su residencia en esta localidad francesa. Aquí empezó una vida que él no quería calificar de exilio y no volvería a residir en España de forma habitual hasta 1942. Y visto lo sucedido este 9 de noviembre de 2023, mi pregunta es si no sería mejor imitar a mi antepasado, quedarme aquí y huir de la locura hacia la que avanza España.

Como director de opinión de este periódico tengo una responsabilidad directa en los editoriales que publica esta casa. Y visto con más calma el que ayer se dio a la luz pasadas las 12 del mediodía estaba mal titulado. «Esto es traición», rezaba el titular. No. Creo que no es sólo traición. Es alta traición. Traición en el grado máximo. El mismo tipo que el pasado 31 de octubre en el Palacio Real de Madrid aseguró lealtad a la Princesa de Asturias -no juró porque no sabe lo que es jurar- es el que ayer comenzó el derribo de la Monarquía y con ella el fin de la unidad del Reino de España.

Todos los párrafos del comunicado conjunto de ambos partidos son equiparables en su gravedad a la misma ley de amnistía que se va a imponer a todos los españoles. Un país en el que la ley ya no se respeta porque priman los intereses personales de un político sólo puede definirse como autocracia: «forma de gobierno en la cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley» según el Diccionario de la Real Academia Española. La autocracia es mucho peor que una dictadura. La dictadura del general Franco podía no gustar. Pero había unas leyes de obligado cumplimiento por todos. Las leyes en vigor en España hoy se cambian sin consultar al pueblo para beneficio personal de Pedro Sánchez. Ni Constitución ni nada. Y nos toman por imbéciles diciendo que todo se va a hacer de conformidad con la Constitución.

La forma en que Sánchez ha rendido a España nos ha convertido en un suculento botín que ahora se disputan muchos. El PNV y Junts preparan conjuntamente crear el mayor banco de España fusionando a la fuerza y sin contar con los accionistas el BBVA y la Caixa. No en vano en el acuerdo con Sánchez se habla de alentar la vuelta a Cataluña de las empresas que en 2017 se fueron a otras regiones. Para poder poner en marcha la creación del mayor banco de España y que éste esté en manos de los independentistas, es imprescindible devolver la sede de la Caixa, hoy en Valencia, a Barcelona. Y en lugar de tener el apoyo del Gobierno para dejar Cataluña, como ocurrió en 2017, ahora van a contar con la hostilidad frontal del Gobierno de la nación si permanecen en Valencia que, encima, está gobernada por el PP. Intolerable.

Para mí, lo más triste de lo sucedido en las últimas horas es que se ha llegado al punto de muy difícil retorno en el que nos encontramos hoy con el apoyo de buena parte de la izquierda española para la que lo importante es el poder a cualquier precio. Y cuando se cae por ese precipicio, es muy difícil salir de él. Porque Sánchez y sus seguidores ya ha acabado con la convivencia pacífica y en libertad de los españoles.

P.S. Quiero creer que el atentado contra mi admirado Alejo Vidal Quadras nada tiene que ver con cuestiones de política nacional. Si me equivocara, el nivel de degradación de nuestra democracia estaría en puertas de otro julio de 1936. Pero yo creo que Alejo tiene otro enemigo que tienen un largo historial de asesinatos políticos: la República Islámica del Irán. Y el apoyo de Alejo a Organización del Pueblo Moyahedin le pone en el punto de mira como otras personas a las que les ha costado la vida. Y el sicario que atentó contra él ayer parecía un profesional.