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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Estimada Ursula, a ver si despertamos

¿Qué opinaría usted si el canciller de la República Federal Alemana promoviese burlar la Constitución al dictado del partido independentista bávaro?

Estimada Ursula Gertrud von der Leyen (ursula.von-der-leyen@ec.europa.eu), presidenta de la Comisión Europea, miembro de la CDU alemana y del Partido Popular Europeo:

Aunque su filiación política es conservadora, ha ofrecido usted muestras reiteradas de una grata complicidad con el mandatario socialista y pronacionalista Pedro Sánchez. Al mismo tiempo, a millones de ciudadanos españoles nos sorprende su silencio ante la deriva antidemocrática que está llevando a cabo en España aquel que ahora mismo ejerce como presidente de turno de la UE. La inhibición que usted muestra contrasta con el celo con que ha vigilado y reprendido a los gobiernos conservadores de Hungría y Polonia.

Todo lo anterior lleva a pensar que tal vez pueda resultarle útil un repaso sobre qué está haciendo Sánchez en España, donde su oportunismo anticonstitucional ha provocado manifestaciones multitudinarias en todo el país y las quejas de muy relevantes estamentos. Por ello me atrevo a plantearle una sencilla analogía, que le permitirá entender fácilmente que lo que está haciendo el PSOE en España es inadmisible y que debería usted haber reaccionado, si en verdad le importase algo la pervivencia del Estado de derecho y el libre juego democrático en un país relevante de la UE.

Empiezo mi exposición recordándole que en 2016 el Partido de Baviera, independentista, presentó una propuesta de referéndum separatista. A comienzos de 2017, el mismo año del levantamiento sedicioso del Gobierno catalán, el Tribunal Constitucional alemán cortó en seco la iniciativa de los independentistas bávaros, asentados en un land de 13 millones de habitantes (amén de que Baviera fue un reino independiente en el siglo XIX). La explicación del TC germano fue clarísima: «Los lander carecen en la Carta Magna de espacios para procesos de secesión». El Tribunal añadió que «en la República Federal Alemana, como Estado nacional, la soberanía recae sobre el pueblo alemán, por lo que los estados federados no son dueños de la Constitución». Por supuesto el Partido de Baviera aceptó la sentencia y ahí murió el desafío.

La Constitución española de 1978, inspirada en parte en la alemana, consagra un modelo seudofederal llamado «Estado de las autonomías». Y aquí en España sucede exactamente lo mismo allí: la soberanía nacional «reside en el pueblo español», por lo que no caben en nuestro modelo constitucional consultas independentistas, al igual que sucede en su país, Alemania. Por eso cuando los separatistas que gobernaban Cataluña en 2017 se saltaron esa norma constitucional con un golpe sedicioso cometieron un grave delito. Varios de sus cabecillas fueron condenados por ello a justas penas de cárcel. Aunque uno de los líderes, el entonces presidente catalán, logró huir con nocturnidad a Bélgica oculto en la trasera de un coche.

Esta pequeña fábula la ayudará a despejar todas sus dudas:

Imagine usted que en 2017 el líder socialista alemán y jefe de la oposición es un tal Petrus Sachs, un político del SPD, a priori un partido institucional, centrado y socialdemócrata. Imaginemos también que en ese año gobernasen en el land bávaro los independentistas del Partido de Baviera. Unilateralmente desoyen las normas constitucionales y todo tipo de advertencias y convocan a la brava un referéndum de independencia, llegando finalmente a declarar por unos instantes una República Independiente de Baviera. Lógicamente, el Estado alemán reacciona: el Gobierno, el TC germano y los jueces se aplican en frenar la sedición independentista, operación en la que cuentan con el apoyo expreso del líder socialista germano, Petrus Sachs.

Pero sorprendentemente, al año siguiente Petrus Sachs, el líder del SPD, se alía en el Parlamento con los separatistas sediciosos bávaros para hacerse con el poder sin haber ganado las elecciones. Cuando llegan los siguientes comicios, en 2019, Petrus Sachs vira de nuevo y promete mano dura con los golpistas de 2017 y garantiza que traerá preso al líder sedicioso que se ha fugado a Bélgica. Pero una vez que logra formar otra vez Gobierno resulta que hace exactamente lo contrario. Indulta a los golpistas encarcelados, concede medidas de gracia incluso a separatistas condenados por terrorismo y retira varios delitos del Código Penal al dictado de sus socios separatistas.

Pasa el tiempo y en 2023 llegan unas nuevas elecciones generales, que insólitamente Petrus Sachs fija en la canícula vacacional de finales de julio. Petrus garantiza dos días antes de los comicios que no habrá amnistía para los líderes sediciosos condenados y encausados por la justicia alemana. No hace con ello más que ratificar la línea de su partido, el SPD, que siempre ha mantenido que la amnistía es anticonstitucional, algo que por lo demás resulta obvio a cualquier jurista.

Pero se da la desgracia para el SPD de que Petrus Sachs pierde las elecciones. Se ha quedado lejos de la mayoría absoluta. Ahora para poder gobernar necesita ganarse el apoyo del partido del líder golpista que se ha fugado a Bruselas. ¿Qué hace entonces Petrus Sachs, el líder del SPD? Pues se rinde ante el fugado y firma con él en Bruselas un acuerdo que recoge lo siguiente: 1.- La amnistía para todos los golpistas separatistas, incluyendo las acciones violentas. 2.- Señalamiento a los jueces alemanes como autores de una «guerra judicial» contra los separatistas, por lo que los magistrados serán investigados por el Parlamento alemán. 3.- Además, los separatistas que Petrus Sachs necesita como aliados recibirán una quita de deuda de 15.000 millones para su land, que dejará las arcas públicas temblando y que supone un inmenso agravio para el resto de los lander. 4.- Se creará una mesa bilateral entre Alemania y el land de Baviera, como si fuesen dos países diferentes, con un mediador internacional para darles el definitivo autogobierno.

Resumen, querida Ursula: para salvar su poltrona, Petrus Sachs, el líder socialista alemán que acaba de perder las elecciones, se salta el ordenamiento constitucional, privilegia a un land por encima de todos los demás, liquida la igualdad entre alemanes y de facto está dando luz verde al nacimiento de lo que en todo menos en el nombre será ya una suerte de Estado independiente de Baviera.

Pero tú, Ursula, que eres muy lista y por eso has llegado a presidenta de la Comisión Europea, me dirás: vaya patochada, Luis, en una democracia un movimiento autocrático así lo frenaría el Tribunal Constitucional sin despeinarse. Pues no, querida Ursula, porque resulta que Petrus Sachs se ha hecho con el control político del Tribunal Constitucional alemán, llegando al extremo de colocar allí como magistrados al exministro de Justicia de su Gobierno y a una señora que trabajaba en el corazón de la oficina de la Presidencia. Con esa añagaza, similar a la perpetrada en su día por Hugo Chávez en Venezuela, Petrus Sachs logrará que todas las barbaridades jurídicas que se le ocurran pasen por perfectamente constitucionales.

Estimada Ursula, espero que lo hayas entendido, espabiles y despiertes. De lo contrario España y Europa tienen contigo un serio problema.