La culpa es del PP y de Vox
Como bien dijeron, con distintas palabras tanto Núñez Feijóo como Abascal, Sánchez no ha conseguido el apoyo de nadie. Lo ha comprado con nuestro dinero. Si esto lo hubiera hecho un alcalde, estaría en la cárcel
La de ayer fue una jornada muy triste para la democracia española. Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal hicieron una descripción demoledora de lo que está ocurriendo en España en esta hora y Pedro Sánchez se limitó a insistir en que el verdadero problema de este momento lo representa la supuesta alianza entre el PP y Vox. El problema no es la amnistía en Cataluña ni por qué se ha rendido la unidad de España a los golpistas de 2017. En lugar de eso, cuando Abascal acusó al propio Sánchez y su PSOE de estar dando un golpe de Estado, su empleada Francina Armengol amenazó con borrar las palabras del diputado Abascal del diario de sesiones si él no las retiraba y éste hizo muy bien en decir que no las retiraba para dejar que ella las borrase y demostrar la degradación de la libertad que se da en estos días: ya no hay libertad de expresión ni para los miembros del Congreso de los Diputados. Y lo que es peor, después dio la palabra a Patxi López para que hiciera una intervención en defensa de Sánchez y con eso acabó la intervención del PSOE y el turno de Vox porque sus parlamentarios abandonaron la cámara. Éste es el estado de la democracia en España. Se borran las palabras de los diputados del diario de sesiones. Cada vez recuerda más a las palabras de Dolores Ibárruri en las cortes en julio de 1936 cuando contestó a un discurso de José Calvo Sotelo diciendo «estas Cortes le han escuchado a usted por última vez». Y así fue. Calvo Sotelo fue asesinado.
La investidura de ayer y hoy se vive en un momento de la máxima gravedad. Sánchez ha logrado una mayoría al margen de sus promesas electorales y para hacer exactamente lo contrario de lo que prometió. Pero toda su larga intervención de 101 minutos tenía como objetivo encubrir esa cuestión a la que llegó de forma colateral en el minuto 80 aproximadamente, quizá con la esperanza de que los televidentes ya se hubieran cansado de su mamotreto discursivo.
La democracia española está gravemente enferma cuando se puede sacar adelante un Gobierno de la nación con un programa que viola radicalmente las promesas electorales. Esto no es haber prometido que no vas a subir los impuestos y luego sí subirlos. Si llegas a la Moncloa y te das cuenta de que la deuda está tres puntos por encima de los datos de las estadísticas oficiales, no tienes más remedio que no cumplir tu promesa. ¿Qué parte del programa político de los independentistas es distinto hoy de lo que lo era el pasado 21 de julio? En la brutal intervención de Sánchez en su discurso de investidura tuvo tiempo de hacer referencias a Trump, a Orbán, a Milei, a Rajoy… No estoy seguro de qué va a pintar ninguno de ellos en el futuro de España. Lo que si sé es que ellos no tendrán ni la milésima parte del protagonismo que va a tener el prófugo Carles Puigdemont. Pero para éste, no tuvo Sánchez ni la más mínima referencia.
Una democracia que vive un momento de la gravedad que afronta España hoy, demuestra la seriedad de su enfermedad cuando ve que el presidente del Gobierno se alía con los que quieren romper España frente a los que quieren mantenerla unida. Cuando lo único importante es cómo le vaya a Sánchez y no cómo le vaya a España. Como bien dijeron, con distintas palabras tanto Núñez Feijóo como Abascal, Sánchez no ha conseguido el apoyo de nadie. Lo ha comprado con nuestro dinero. Si esto lo hubiera hecho un alcalde, estaría en la cárcel. La intervención de Núñez Feijóo fue tan demoledora que Sánchez volvió a insinuar la infamia de sus supuestas amistades en el narcotráfico. Eso no pidió Armengol que lo retirara. Las palabras de Abascal, sí.