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HorizonteRamón Pérez-Maura

El desparrame ministerial

Hace años que se denuncia que España tiene un Gobierno de unas dimensiones disparatadas. Veintidós ministros es algo tercermundista. Nos contaban que en esta legislatura se iba a modificar. Ni mijita. Exactamente igual

Ustedes disculparán, pero creo que la formación del nuevo Gobierno sólo puede ser definida como un desparrame. Desde luego el presidente del Gobierno debe de haberse divertido mucho conformando su no tan nuevo gabinete. Los principales ministerios siguen teniendo los mismos titulares: Economía –será por lo bien que va– Interior –porque Grande-Marlaska no debe estar abrasado– Agricultura –por lo bien que nos va a los agricultores, aunque lo seamos a tiempo parcial– y Exteriores –por los éxitos de España en la escena internacional y por colocarnos Napoleonchu en el lado de los asesinos en la Guerra de Gaza. Nada, cuestiones menores.

Pero lo relevante, lo que da indicaciones de a dónde vamos, no es lo que se ha quedado igual, sino lo que se ha cambiado. Ahora tenemos un Ministerio de Juventud e Infancia, que casi suena a falangista –¿recuerdan la Organización Juvenil Española?– si no fuera porque hay que echarse a temblar ante la adoctrinación que se procurará hacer desde ese Ministerio que además está encabezado por una comunista, Sira Rego, que es de origen palestino. Así quedamos perfectamente posicionados en la Guerra de Gaza en la que llevamos semanas apostando por el bando de los terroristas y no por el de las víctimas. No paramos de mejorar.

Hace años que se denuncia que España tiene un Gobierno de unas dimensiones disparatadas. Veintidós ministros es algo tercermundista. Nos contaban que en esta legislatura se iba a modificar. Ni mijita. Exactamente igual. En la historia de la democracia española lo más habitual –aunque no siempre– ha sido que Economía y Hacienda formen un solo ministerio bajo un mismo titular. Ahora, no sólo hay dos en lugar de uno, sino que cada una de ellas tiene la condición de vicepresidente por demostrarle Sánchez su cariño, supongo. Porque el verdadero número dos del Gobierno, Félix Bolaños, la persona con más poder con diferencia, muy por encima de cualquier vicepresidente, ni es vicepresidente ni se le espera. Asume dos carteras. Presidencia y Justicia. No sé por qué, pero me ha recordado a cuando Felipe González nombró ministro de Justicia e Interior a Juan Alberto Belloch –un socialista hoy enfrentado con este Gobierno. Cuando hubo aquel nombramiento recuerdo el artículo de mi admirado José Antonio Sánchez en ABC: «El mismo ministro que te detiene es el que te juzga». Sería un simplismo. Pero un simplismo muy real. Presidencia y Justicia son dos ministerios de la máxima relevancia. Y que habiendo veintidós ministros que uno tenga que ocupar las dos carteras es bastante raro.

Añadamos si se quiere que entre los promocionados de Sumar está el nuevo ministro de Cultura que es un antitaurino declarado y el retrato que nos queda es el de que lo que tenemos es un Gobierno que no está pensado para gestionar las necesidades de los españoles. Está concebido para incrementar la confrontación entre los españoles. Ya hemos dicho muchas veces que Sánchez es el primer presidente que declara abiertamente que no quiere ser el presidente de todos sino el presidente contra la mitad. Esta alineación de ministros es una alineación de combate. Se prepara para la guerra. Cuerpo a tierra.