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Al bate y sin guanteZoé Valdés

De madres

Nadie sabe qué hacían los padres allí, como tampoco nadie sabe por qué Begoña, la esposa, lloriqueaba mientras aplaudía

He tenido la suerte de conocer a las madres de algunos grandes hombres, salvo rarísimas excepciones casi todas han sido por ellas mismas grandes mujeres, de una gran firmeza, mujeres de trabajo, mujeres de familia, con vergüenza y dignidad. La madre de Fidel y Raúl Castro, la que no tuve el asco de conocer, fue primero la criada de la casa, a la que no le importó el matrimonio con hijos que la había contratado, no esperó para meterse en la cama del latifundista gallego Ángel Castro, enseguida empezó a parir bastardos; existen bastardos buenos, quiero dejarlo claro, no ha sido el caso de estos, que como bastardos y como hijos de ‘fruta’, han sido la desgracia de mi país. La madre de Castro, Lina Ruz González, conocida como La Turquita, andaba armada de día y de noche con un fusil, con el que amenazaba al más pinto, aquí tienen la prueba (https://villagranadillo.blogspot.com/2009/11/lina-ruz-gonzalez.html). De aquel fusil en las manos de su madre aprendieron y se inspiraron dos de los más grandes criminales que ha parido la «humalidad».

Hace poco, el hijo de ‘fruta’ más grande que ha dado España, la emprendió contra la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ella respondió con un musitado «me gusta la fruta», que no sólo se ha convertido en uno de los eslóganes más célebres de los últimos tiempos, además la frase captada en sus labios por la televisión «espantosa» –que sólo captó el supuesto insulto, pero ignoró e ignora el resto de insultos en contra de ella y otros políticos por parte de los miembros del Gobierno socialcomunista– está apoyando a los agricultores españoles a imponer sus productos fruteros por encima de los de Marruecos, que a ácidos desleales no sólo compiten, a chantaje mediante móvil también. Enseguida salió un xuitero jalaleva del hijo de 'fruta' señalando que en el palco del Congreso también se encontraba la madre de Sánchez, acompañada del padre, véanlos aquí, las caras son el espejo del alma:(estos padres, ¿no le enseñaron a su hijo lo que significa conciencia y honor? pic.twitter.com/1E1xfuKf6z– Ángeles Rendón Martín (@AngelesRendonM2) November 17, 2023 ).

Nadie sabe qué hacían los padres allí, como tampoco nadie sabe por qué Begoña, la esposa, lloriqueaba mientras aplaudía (Begoña Gómez llora en el palco del Congreso en el momento en el que Pedro Sánchez es reelegido presidente del Gobierno https://t.co/JkFf8jSebn– Telecinco (@telecincoes) November 16, 2023) y todas las cámaras la acaparaban. Esta gente resulta de una ñoñería insoportable, por todo montan el espectaculito (o «pesteaculito» como decía mi hija de pequeña) del llantén y el melodrama.

Aparte el tema de las madres, que retomaré después, les contaré que conozco casi toda Francia y España, pues he dedicado estos 34 años de exilio a visitar los sitios más recónditos de estos países mediante trenes, buses y aviones. Recién volví al valle de Carranza, uno de los paisajes más bellos que he visto en mi vida. El País Vasco me priva. Estuve hablando con ganaderos que empiezan a darse cuenta de los engaños del sanchismo, tan parecidos a los que impuso el régimen castrista con la Ley de Reforma Agraria. El ganado está siendo mermado por extrañas plagas de moscas, mosquitos, insectos invasivos, las vacas y los terneros mueren con las bocas llenas de una espuma compacta que las asfixia, caen rígidas… Los ganaderos llaman a los veterinarios y estos enseguida les ofrecen 1.500 euros por ganado muerto, sin más. ¿Qué ganadero va a querer ocuparse mejor de su ganado vivo, si ya por el muerto le remuneran con las migajas del Gobierno? Lo que recuerda a la prensa oficialista, que cobra subvenciones por fingirse muerta. También recuerda a Cuba: el francés André Voisin fue presentado por Castro I en una tribuna como el mejor agrónomo del mundo, iba con su proyecto de microjet: «Cultivaremos plátanos y fresas (nada menos que fresas), de mi tamaño», vociferó el Orador Orate. De aquel experimento salieron plátanos enormes, aunque nunca del tamaño del tirano (en tal caso no hubiera vacilado en fusilarlos, porque más grande que él ni los plátanos), pero sin sabor alguno, y las fresas nunca se dieron. Esta gente es así de fatua, en España están acabando con el campo, como en Cuba, pronto intentarán cumplir la promesa que le hizo el hijo de 'fruta' al Rey durante la jura de la Constitución de la princesa Leonor, aunque al revés… Ya saben, «cambio de opinión».

Dado que me gusta el campo, las ciudades de provincia, decidí ir a Álava, a Amurrio, con la intención de conocer a María Isabel Conde Álvarez, en su tienda, Moda Abascal, cuyas vidrieras han sido en múltiples ocasiones apedreadas y agredidas por varias «ratas encapuchadas» por el mero hecho de ser la madre de Santiago Abascal. Llegué de sorpresa. La madre y la hermana de Abascal atendían clientes, la primera tomaba medidas a un señor mayor, la hermana nos atendió amable. Di una vuelta por la tienda. Antes de irme me presenté con mi nombre, entablamos conversación. María Isabel con el centímetro todavía colgado del cuello contó que había ido a manifestarse, pero volvió porque había estado ella sola allí; me encantó la hermana, muy revenida de todo, como yo. «Estamos con él», declararon a la prensa cuando les destruyeron las vidrieras, desde entonces no han parado de trabajar. Eso: madres, mujeres.