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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Hoy, me la juego

En menos de dos meses, la Selección campeona del mundo se ha desmoronado por culpa de los caprichitos de las campeonas del mundo, lo cual resulta tan chocante como exótico.

Creo que la Selección Española de Fútbol femenino necesita con urgencia la participación de un mediador salvadoreño para llegar a un acuerdo con su seleccionadora, la Real Federación Española de Fútbol y el reducido número de sus seguidores. Por otra parte, como la voz cantante de la Selección es la de Aitana Bonmatí, grandísima jugadora del Barcelona, Balón de Oro y de raíces independentistas, se podría aprovechar la contratación del segundo mediador de Sánchez con ERC, y dotar a las futbolistas de dos mediadores. El salvadoreño de Junts y el que imponga Esquerra Republicana, responsabilidad que recaerá, con bastantes probabilidades de éxito, en el finlandés Hansi Hakonnen, mediador de gran prestigio internacional. El doctor Hakonnen es famoso en todo el mundo por haber mediado y conseguido un acuerdo entre los irreconciliables clanes de los moroshi y los tapushi, que habitan en la isla de Sawa, en plena Polinesia. Los moroshi y tapushi quieren imponer su idioma y sus costumbres a la tribu adversaria, y no ceden. Para los moroshi, los tapushi con inmigrantes, y para los tapushi, los moroshi son peligrosos colonizadores. Las dos etnias compiten en la búsqueda de perlas, y mientras los tapushi bucean en las cristalinas aguas de Sawa a pulmón libre, los moroshi lo hacen con botellas de oxígeno, con resultados mucho más gananciosos. Y en apenas dos semanas, el mediador finlandés consiguió establecer una falsa armonía y cordialidad entre las dos etnias, que recuerdan sobremanera a Junts y a Esquerra Republicana, que se aborrecen deseando lo mismo, es decir, quedarse con todas las perlas y que al adversario le den morcilla.

Las futbolistas de la Selección ganaron el Campeonato del Mundo. Lo hicieron animadas por el público. Cuando un deportista está acostumbrado a desarrollar sus habilidades en estadios abarrotados de gradas vacías, y se topa, de golpe, con graderíos ocupados, la sangre hierve y los rendimientos mejoran. El entrenador de la Selección, que era un hombre, el señor Vilda, consiguió el milagro. Veinte jugadoras se dieron de baja de la Selección exigiendo su despido. Y en este caso, Rubiales se comportó con dignidad. Mantuvo a Vilda, que perdonó la deserción a más de una revoltosa, y consiguió que sus chicas levantaran el trofeo. Después de ello, llegó el desastre. Rubiales, tras la obtención del permiso, llevado por la euforia, se dio un piquito con Jenni Hermoso, futbolista madrileña, y fue denunciado por el sindicato que reúne a las futbolistas españolas. Dimitió, las futbolistas se cargaron a su entrenador, y fue sustituido por la señora Tomé, la segunda entrenadora. Las razones sólo las saben ellas, pero se ha escrito de los barullos que se montaban en el vestuario, celos y pasiones, enfados y abrazos, caprichos y cambios de pareja. Barullos que no han sido superados. Jenni Hermoso, que falló un penalti en la final porque pensaba en otras cosas, se convirtió en heroína nacional, mientras Rubiales, que tenía que haber sido despedido por muchos y previos motivos, dimitió y a punto estuvo de ser juzgado y condenado a perpetuidad con condena revisable y elección de prisión para cumplir la pena.

Ahora ha sido la traviesa Bonmatí la que ha montado el lío.

Agacha la cabeza cuando suenan los acordes del Himno Nacional de España, exige la condición de idioma oficial del catalán en la Unión Europea, se declara independentista y claro está, se cansa tanto con sus esfuerzos colaterales, que en los descansos se niega a salir del vestuario para disputar el segundo tiempo. Que corre poco, dicen que le dijo la seleccionadora. En menos de dos meses, la Selección campeona del mundo se ha desmoronado por culpa de los caprichitos de las campeonas del mundo, lo cual resulta tan chocante como exótico.

De ahí la urgencia de una solución. Y esa solución está en manos del mediador salvadoreño de Sánchez y Junts y el mediador –posiblemente Hakonnen– de Sánchez con ERC. Se trata de una idea que aporto con la mejor voluntad.

Hoy, sí me la he jugado.