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Perro come perroAntonio R. Naranjo

Tierra firme, pirata

Sánchez publica libro, que mezcla tres géneros: la amenaza, la declaración de intenciones y la confesión involuntaria

Ya ha salido Tierra firme, el último libro de Pedro Sánchez, al que le pasa como al peor de los periódicos: siempre tienen utilidad, hasta la más inesperada, como demostró la inhumana carencia de papel higiénico en aquellos tiempos de pandemia mal gestionada y confinamiento inconstitucional impune. Merece la pena tener uno a mano, por si las moscas.

Ya de entrada el título es tan redundante como Sánchez, un oxímoron en sí mismo: todas las tierras son firmes, o no son tierras, como todas las aguas son húmedas, todas las nieves blancas y todos los socialistas, de un tiempo para acá, mentirosos.

Pero hay alguna mejora con respecto a su libro anterior, aquel Manual de Resistencia que transformó en virtud el denso catálogo de desperfectos morales que acompaña al personaje: llegar el primero a meta saltándose los semáforos, atropellando a señoras en el paso de cebra y pinchando las ruedas a sus rivales no tiene mérito, pero para Sánchez es digno de inspirar unas memorias onanistas.

La mejora es que, esta vez, reconoce la autoría de Irene Lozano, una diferencia sustantiva con respecto a su bibliografía previa, escasa pero impactante: una tesis plagiada que le habilitó como doctor y fue publicada luego como ensayo con la firma de su propio examinador y un intento vano de blanquear sus excrecencias, escrito por la hoy directora de la Casa Árabe pero firmado en solitario por él.

De los libros decía Sir Francis Bacon que «algunos son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos», pero le faltó añadir que unos pocos más son tramitados directamente en el tracto intestinal y evacuados por reflejo espasmódico: son aquellos que no pretenden añadir nada más allá que un homenaje al propio autor, aunque el autor no dé ni para el prospecto de un laxante.

El de Sánchez y Lozano, cuyas dotes de escriba se remuneran con un cargo público tras otro en feliz casualidad, pertenece a esa categoría y enlaza con la trayectoria de un tipo que ha convertido en arte el alardeo de sus vergüenzas: lejos de esconderlas, Sánchez las transforma en libro de autoayuda, con una habilidad tan pasmosa como su mítica ausencia de pudor.

Hay presidentes legendarios que no han publicado sus recuerdos treinta años después de abandonar sus funciones, y otros como Manuel Azaña que los cobijaron en la ficción de La velada en Benicarló hasta confesarlo todo en el exilio mortuorio francés, donde ajustó cuentas con la misma coalición de populistas y separatistas que se cargaron la República y hoy van a por la Monarquía Parlamentaria.

Pero Sánchez, que es de todos ellos el que peores resultados históricos ha obtenido y más trampas ha hecho para camuflar esa certeza, lleva ya tres tochos y una serie, pendiente de estreno. Quizá en Calle 13 o Sci-Fi, los canales del terror y la ciencia ficción, o en el horario de La ruleta de la fortuna si algún día deja el hueco.

La Tierra firme de Sánchez permite al menos profundizar en la nadería de nuestro particular Atila, con definiciones sobre su feminismo que no necesitan grandes codas:

«A los hombres de hoy, el feminismo nos ha dado acceso a ese universo de los afectos y a compartir con nuestros hijos y nuestras parejas momentos especiales. Con Begoña comparto la afición por el deporte, nos gusta salir a montar en bici juntos, dar un paseo por el campo... Ambos somos aficionados a leer y nos gusta conversar sobre nuestras lecturas».

Ahora resulta que llevamos siendo feministas todos toda la vida y no lo sabíamos, salvo que los «momentos especiales» de Pedro no sean tan aparentemente parecidos a los que hombres y mujeres llevan compartiendo juntos desde Adán y Eva.

Pero hay una confesión mejor de este hijo de liberto, disipado, crapuloso y libertino, capaz de encabezar un 155 contra los enemigos de España y de tener luego 155 noches de blanco satén con ellos: «Lo de que el dinero está mejor en los bolsillos de los ciudadanos es falso y trasnochado».

No está claro si es una amenaza, una declaración de intenciones o una confesión involuntaria, pero dejo ahí un dato: el Gobierno ha batido su récord de recaudación fiscal, con 235.000 millones, coincidiendo con la confirmación de que los ciudadanos tienen el mismo poder adquisitivo que en 2007 y la pobreza infantil en España es la peor de Europa.

Que nadie diga luego que no avisó: aunque pise tierra firme, lo suyo es el abordaje pirata. Y el siguiente tesoro son tus ahorros, que hay mucho votante cautivo al que regar.