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Perro come perroAntonio R. Naranjo

Nadia Calviño

España está de enhorabuena: la ministra de la Economía más quebrada de Europa se encargará de una Caja Rural muy grande

Nadia Calviño va a ser presidenta del Banco Europeo de Inversiones, lo que según el Gobierno debe llenarnos de una satisfacción patriótica similar a la sentida cuando Rafa Nadal gana un Roland Garros o Iniesta nos dio un Mundial con aquel célebre gol sudafricano.

Que no sea por entusiasmo y feminismo, pues: nos sentimos tremendamente felices de que un español vaya a presidir la Caja Rural Europea, y alcanzamos el paroxismo si encima es mujer, progresista y empoderada.

De no ser porque ya está cerrada la terna de presentadores de las campanadas en TVE, doña Nadia debería hacer los honores junto a Jenni Hermoso y Ana Mena, otros dos grandes iconos o iconas, como ella, relegando si es preciso a Ramón García, que está a por uvas.

La designación de la hija del célebre director de la primera RTVE al servicio de un Gobierno, un juego de niños al lado de La Moncloa TV actual, nos llena pues de orgullo y satisfacción, y sin duda es una medalla para Pedro Sánchez.

La misma Europa que no sabe en qué se ha gastado España los Fondos Next Generation, que estudia ya si la Ley de Amnistía prostituye los principios democráticos europeos y que hace lo posible por distanciarse de Hamás un poco mejor que Sánchez confía, sin embargo, en su ministra de Economía la gestión de otro de esos organismos destinados a reforzar el sistema capitalista progresista, que es como el otro pero con tu dinero.

Es probable que el ascenso de doña Nadia se explique mejor, no obstante, con cambalaches bruselenses que por su rendimiento: dirigir la economía más dañada de Europa, con algunas de las peores cifras reales de paro, deuda, déficit, pobreza infantil, derroche, presión fiscal, inflación y pérdida de renta disponible no parece un gran mérito, salvo que el objetivo sea quebrar el banco como excusa para rescatarlo luego con más impuestos, subidas de tipos y cualquiera de los trucos burocráticos habituales en la Cosa Nostra de Bruselas, que siempre gana.

Así que, si no es el currículo ni el padrino lo que explican la promoción de la banquera empoderada, ha de ser el intercambio de favores, que se irán viendo en el tiempo preciso, si acaso somos capaces de entender la relación entre determinadas causas y determinadas consecuencias con efectos retardados.

Si Francia ayuda en algo en España será porque España hará lo propio con Francia, en una regla no escrita inapelable que quizá explique la inclusión de la energía nuclear en el epígrafe «verde», con el mismo mecanismo que llevará a la Ley de Amnistía a lograr la vitola de constitucional: no hace falta que el uranio sea ecológico ni la impunidad legal para que ambas obtengan el certificado oportuno si quienes lo expiden forman parte de la causa.

Y si Alemania respalda a Sánchez será, también quizá, porque sus sectores industriales e intereses de país encuentran acomodo en el negocio recíproco. Habrá que ver, algún milenio de éstos, el destino de los Fondos Europeos, más allá de frontones y gasto corriente, para salir de dudas.

Para el vulgo queda la sensación de que, mientras en la vida real se despide a una cajera de un hipermercado de Cantabria por quedarse con unos pendientes de 24 euros, en sentencia ya firme del Tribunal Supremo; en la Arcadia política se premia con honores a quien deja un agujero de billón y medio, no vio venir la inflación, desmintió una caída del PIB por la pandemia antes de que cayera más que en ningún lugar del mundo salvo Argentina y ha logrado el bonito récord de combinar el peor paro femenino y juvenil de Europa con la peor caída de poder adquisitivo y el mayor crecimiento de la confiscación fiscal.

Pero es mujer, empoderada y progresista, así que viva España y vamos Rafa.