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LiberalidadesJuan Carlos Girauta

Para odio y violencia, la banda de Sánchez

Si de lo que se trata es de sumergirnos en un caos donde el juego sucio a lo Casares Quiroga salte pronto a conflicto civil, la de Pedro J. es la vía más rápida

Que procedan con su querella contra Abascal. Será señal de que algo cree aún en la justicia la banda de Sánchez. Bueno, bien pensado, no es necesariamente así. A estas alturas, es posible que la camada conciba las querellas como una especie de órdenes a jueces y tribunales. Como fuere, cualquier acción judicial contra el verdadero líder de la derecha (lo siento, las cosas son como son) que pretenda activar el delito de odio está condenada al fracaso.

Hay que reconocer que tiene su gracia. Sánchez y su banda, compuesta por exterroristas, investigados por terrorismo, secuestradores, malversadores, sediciosos, orquestadores del pánico, camorristas callejeros, incendiarios de plazas, en fin, una galería de la peor gentuza, se lleve las manos a la cabeza, escandalizada, por una frase cogida del revés y presentada bocabajo.

No hay lector de buena fe que no entienda las palabras de Abascal transcritas por Clarín: no contienen el menor rastro de amenaza, no albergan la sombra de la sombra de una pizca de odio; son simplemente un eslabón dentro de una cadena argumentativa que entiende hasta el más tonto, o sea, Óscar Puente.

Puente, hablaremos pronto. En concreto, del capricho que has tenido con las películas que se pasan en los trenes. No nos vayamos de tema.

En el sanchismo manda una banda que es la titular oficiosa de la violencia ilegítima en España. En su zahúrda política se revuelca el brazo incorrupto de ETA con los pestilentes restos de Terra Lliure, Tsunami Democràtic con los escraches bolivarianos. Todo esto, por lo que hace a la violencia efectiva.

En cuanto a palabras, desde Podemos, que se estrenó pidiendo la guillotina para el Rey de España, hasta Puchi, toda la banda de Sánchez, incluyéndole a él, es una gran amenaza. Una compuesta por miles de amenazas menores. Las amenazas que me obligaron a mí y a mis compañeros a llevar escolta policial durante varios años. Esas venían del sector golpista, malversador, sedicioso, y presuntamente terrorista de la banda de Sánchez.

El sector vasco de la piara es el responsable de amenazas sin cuento a Abascal. Amenazas que han condicionado sus estudios, la forma de organizar su vida, amenazas que se tradujeron en atentados contra la tienda de sus padres, en unos caballos pintados que espero pueblen las pesadillas del tipejo a quien se le ha ocurrido presentar a Abascal como peligro y a Sánchez y su banda como pobrecillas víctimas potenciales.

De momento, la bajeza ha servido para que Pedro J. Ramírez exija la ilegalización de Vox. Es una idea muy buena, como todas las que ha tenido el exdirector de El Mundo. Si de lo que se trata es de sumergirnos en un caos donde el juego sucio a lo Casares Quiroga salte pronto a conflicto civil, la de Pedro J. es la vía más rápida. Felicidades. Antes habrías sabido que los partidos a ilegalizar son Bildu, ERC y Junts. Pero el tiempo pasa y lo va aclarando todo.