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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Los Calviño SL

Calviño progenitor tenía, pues, todos los boletos para que le tocara una regalía pública. Su hija solo tenía que engrasar de nuevo el dedazo presupuestario y 'voilà', papá ya tiene aguinaldo en estas fechas tan familiares

Tirar una hoja académica y profesional impoluta por la borda no es difícil. Pero Nadia Calviño Santamaría, además, lo ha bordado. Las relaciones tóxicas es lo que traen, que pueden hacer trizas una excelente trayectoria. Y eso es lo que le ocurrió a la casi exvicepresidenta de Economía de Pedro Sánchez el día que aceptó unirse a una banda, que no a un Gobierno. Ella es, a diferencia del resto de ministros, una solvente técnica –habla cuatro idiomas, es licenciada en Derecho y Económicas y alcanzo la Dirección General de Presupuestos de la UE, donde desarrolló un brillante trabajo.

Fue llegar al corrosivo sanchismo, ese pegajoso cieno que te atrapa, y se mutó en una activista vocinglera de poca o ninguna mecha democrática, que se enciende cada vez que la prensa o la oposición le pide explicaciones sobre su bien regada empresa familiar, que ha florecido asombrosamente gracias al presupuesto público. Primero fue a su marido al que hicieron un cargo a medida en Patrimonio Nacional. Las denuncias periodísticas acabaron con el nepotismo exprés, y el cónyuge de Calviño renunció a la bicoca –eso es integridad intrínseca– y desde entonces la vice reparte malos modos con todos cuantos le han pedido explicaciones sobre el asunto. Tras verse denunciada en una información de El Debate sobre un aval de 4,3 millones al constructor que pagó con dinero negro la campaña del PSOE en Valencia, echábamos de menos un nuevo empujoncito de Nadia a la SL de los Calviño.

Ayer, este diario que leen ahora ustedes, nos lo sirvió por Navidad. Porque en estas fechas no podía faltar el cariño indubitado de una hija hacia su padre; así que el progenitor de la inminente directora del BEI, el inefable José María Calviño, no podía quedar ayuno de la generosidad filial. La exclusiva habla de que el que fuera presidente guerrista de RTVE entre 1982 y 1986 ha sido beneficiado por un crédito ICO de 13,5 millones, gestionado por el Ministerio de su retoño, destinado a una firma explotadora que gestiona un hotel de su propiedad en la bella Sancti Petri.

Don José María reunía tres condiciones indispensables para recibir el premio gordo en la lotería sanchista: sus lazos de sangre, conocer como nadie las artes de la manipulación socialista que puso en práctica cuando nos atizaba episodios de Dinastía para tapar las corruptelas de Ferraz y ser asesor de Su Sanchidad en materia de telegenia desde que éste hizo su travesía del desierto, expulsado por los barones en 2016. Tras su tormentosa destitución, el padre de la criatura, como otros viejos guerristas, hoy paniaguados, decidieron apoyar al presidente, quien le contrató para que tirara de su experiencia televisiva y le asesorara en el debate de primarias contra Susana Díaz y Patxi López. Aunque no le supo indicar con acierto qué contestar cuando le preguntaran si sabía lo que era una nación (sigue sin saberlo), lo cierto es que finalmente el destronado volvió a sentarse en el trono de Ferraz y, de paso, en el de Moncloa, así que Pedro siempre le estará eternamente agradecido.

Calviño progenitor tenía, pues, todos los boletos para que le tocara una regalía pública. Su hija solo tenía que engrasar de nuevo el dedazo presupuestario y voilà, papá ya tiene aguinaldo en estas fechas tan familiares. Es un consuelo saber que hay familias que se cuidan: la niña cuadruplica su sueldo, al marido le ponen en bandeja un carguito, al que se ve obligado a renunciar, y al padre le cae una pedrea de más de 13 millones de euros. Y a quien ose preguntar por los agujeros negros de la solvente Nadia, la ministra le insulta como hizo con Pablo Casado, le mete la trola cuando se le interpela por el IPC de que en el mercado que ella compra todo está baratísimo o descalifica a los periodistas que tienen la mala costumbre de investigar al poder.

Pero puede irse tranquila Nadia al Gran Ducado de Luxemburgo: los Calviño SL van como una moto, que diría el jefe de padre e hija.