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HorizonteRamón Pérez-Maura

Plegaria por un embajador de España

Yo creo que Losada debe estar escondido en Teherán buscando que nos olvidemos de él. Lo único que juega a su favor frente a los celos de Napoleonchu, es que él cumplió 70 años el 20 de diciembre y está en edad de jubilación y esperando la llegada de su sustituto

La liberación del aventurero español Santiago Sánchez Cogedor es un motivo de alegría para la gente de bien. Y es causa de reflexión sobre qué tipo de país es Irán, el amigo y financiador de los podemitas españoles. Éste es un país en el que por estar en el sitio equivocado en el momento erróneo te tienen quince meses en una de las peores ergástulas del planeta tierra en todos los tiempos, incluyendo las cárceles de esclavos en la antigua Roma. Porque ése es el nivel que tienen las prisiones en el país que más apoya a Hamas en Gaza. Incluso más que el sanchismo, que ya es decir.

Hay un hecho que ha tomado relevancia con esta liberación: el papel jugado por el embajador Ángel Losada a quien no tengo el gusto de conocer. Las muestras de gratitud del propio Sánchez Cogedor y de su madre son un dato relevante. Y un ejemplo de lo que hacen nuestros diplomáticos por todo el mundo y con frecuencia no tenemos noticia sobre ello. Lo único que siento es que este protagonismo del embajador Losada le va a generar problemas con su ministro, porque es bien sabido que el grado celos que Napoleonchu tiene de sus compañeros de la Carrera es peor del que tiene cualquier marido con la testa adornada.

Por poner un ejemplo, cuando falleció la Reina Isabel II de Inglaterra, el ministro prohibió al embajador de España en Londres, José Pascual Marco, hacer la más mínima declaración a ningún medio de comunicación. Y fueron muchos los que se las pidieron. Mientras el embajador británico en Madrid aparecía en prácticamente todos los medios de comunicación, el español en Londres, que estaba bastante más cerca del epicentro de la noticia tenía que guardar silencio sepulcral, nunca mejor dicho.

Cómo sería la cosa que cuando al director del Instituto Cervantes en Londres, Víctor Ugarte, se le ocurrió hacer unas breves y correctísimas declaraciones a un medio de comunicación español, le cayó una bronca como si hubiera profanado el féretro de la soberana.

Así que yo creo que Losada debe estar escondido en Teherán buscando que nos olvidemos de él. Lo único que juega a su favor frente a los celos de Napoleonchu, es que él cumplió 70 años el 20 de diciembre y está en edad de jubilación y esperando la llegada de su sustituto, así que poco le pueden hacer o decir el ministro o su equipo. Sospecho que todo lo más hacerle volver a España andando para emular así la hazaña de Sánchez Cogedor. Yo elevo mis plegarias para que el ministro se olvide de él. Porque ya sabemos lo que les sucede a los diplomáticos que hacen grandes labores como fue el caso heroico de Gabriel Ferrán en Kabul en 2021, donde se quedó hasta el final de la evacuación a pesar de haber sido cesado veinte días antes. Cuando lo hacen y no trasciende, la cosa va bien. Lo malo es cuando lo difunden los medios y opacan la grandeza de Napoleonchu.