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HorizonteRamón Pérez-Maura

Ese amigo del Rey Juan Carlos al que no se menciona

En los juegos olímpicos de Moscú en 1980 Abascal logró una medalla de oro en vela en la clase Flying Dutchman. Era la tercera vez en la historia en que España conseguía un oro en los juegos olímpicos de verano. No lo lograba desde las olimpiadas de Ámsterdam en 1928, más de medio siglo antes.

Actualizada 01:30

Don Juan Carlos celebra hoy en Abu Dhabi su 86 cumpleaños. No es una cifra muy redonda y eso hace que no parezca muy necesario una gran celebración y es por eso por lo que resulta más notable ver que hay una larga lista de amigos que acuden hoy a su invitación al emirato. No me interesa nada la lista de nombres presentes ni ausentes. Sólo comprendo que la amargura de la soledad y la distancia mueva a buscar razones para convocar a quienes puedan aceptar la invitación, que tampoco viajar a Abu Dhabi hoy es como era ir a Aranjuez, incluso hace 200 años.

Esta cita me ha hecho pensar en un amigo del Rey Juan Carlos que aparece mucho a su lado en las regatas y a quien nadie menciona en los medios en que se publica o emite imágenes: Jan Abascal.

Alejandro Abascal, Jan o Jane, para el universo de la náutica es el personaje de barbas blancas que aparece al lado del Rey Juan Carlos en las regatas a bordo del Bribón con el que han ganado dos veces el campeonato de mundo de 6M Classic. Creo que yo sólo he saludado a Jan Abascal una vez en mi vida, hará unos 40 años, durante una entrega de trofeos en el Real Club Marítimo de Santander. Quiero decir que ni es mi amigo ni tengo trato alguno con él. En los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 Abascal logró una medalla de oro en vela en la clase Flying Dutchman. Las regatas se disputaron en Tallin, hoy capital de Estonia. Era la tercera vez en la historia en que España conseguía un oro en los juegos olímpicos de verano. No lo lograba desde los juegos de Ámsterdam en 1928, más de medio siglo antes.

Abascal es un santanderino hijo de un artesano de embarcaciones ante cuyo modestísimo astillero yo paseaba en mi infancia. El propio Jan Abascal cuenta cómo empezó a navegar en un barco de vela modelo cadete que le construyó su padre y con el que recorría en la bahía de Santander la distancia entre San Martín, ubicación del astillero paterno, y la playa de La Magdalena. Su padre le hizo licenciarse en ciencias físicas antes de seguir regateando y acudir a Tallin. Ya había participado en las olimpiadas de Montreal 76 y más tarde sería el abanderado español en Los Ángeles 1984.

Pero lo que me gustaría resaltar es que Jan Abascal era una persona de orígenes muy humildes que se hizo a sí mismo. Y que, aunque yo recuerdo haber escuchado comentarios –cuando yo era sólo un niño de pantalón corto– del supuesto resentimiento social de Abascal, lo cierto es que ese imaginario resentimiento se ha traducido en una lealtad inquebrantable con el Rey Juan Carlos. Una lealtad que le ha convertido en un tripulante más de cuyo nombre los medios nunca quieren acordarse. Ni falta que le hace. No vaya a ser que el público se entere de a quiénes se ha ganado el Rey Juan Carlos.

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