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Post-itJorge Sanz Casillas

Yolanda, hablemos de tu sueldo

Hay una diferencia crucial entre un empresario cualquiera y la vicepresidenta: y es que los primeros no nos cuestan un solo euro

Dice Yolanda Díaz –que tiene receta para todo pero remedio para casi nada– que deberíamos tener en España un debate «sobre los elevadísimos salarios de muchos miembros de la dirigencia empresarial de nuestro país». A falta de saber qué entiende la vicepresidenta por «miembro de la dirigencia empresarial», su discurso huele a lo de siempre: lucha de clases y populismo.

Podríamos hablar de su sueldo, señora Díaz, de si está acorde al rendimiento que ofrece o de si es justo que yo le pague el avión a Bruselas para abrazarse con un malversador. Podríamos discutir sobre si Ángela Rodríguez 'Pam' merecía los 120.000 euros que cobraba cada año del Ministerio de Igualdad. Porque resulta que se ha marchado y nos ha dejado con la mayor cifra de menores de edad huérfanos por violencia de género desde que hay registros. Las que, como ella, venían a proteger a las mujeres, han mejorado la situación procesal de más de mil violadores y pederastas. Y Yolanda no habló entonces de sueldos.

Puestos a debatir, tenemos un Defensor del Pueblo que cobra 148.304,24 euros al año. Y que este a su vez tiene dos adjuntos a razón de 138.272,68 euros cada uno. Y un secretario general por 131.546,52. La mayoría son anónimos y al Defensor del Pueblo lo conocemos por promover un informe de dudosa credibilidad sobre los abusos en la Iglesia, toda vez que se ha demostrado que había testimonios más falsos que un billete de tres euros. Otra vez aquí, a Yolanda, no la vimos hablar de sueldos.

Lo de la vicepresidenta Díaz es tan viejo como el hilo negro y las mechas rubias: se trata de alentar el odio de clases, afinar el populismo para que la gente piense que su infortunio es consecuencia directa de la fortuna del otro. Y así, mientras enfrentamos al de arriba con el de abajo, nadie nos pregunta por qué las familias españolas (de entre todos los países de la OCDE) son las que más poder adquisitivo perdieron entre diciembre de 2019 y septiembre de 2022.

Hay además una diferencia crucial entre un empresario cualquiera y Yolanda Díaz. Y es que los primeros, por muy malos que puedan llegar a ser en lo suyo, no nos cuestan un solo euro. Es más, aportan más que la media, cotizan bastante fuerte y a menudo se juegan su patrimonio para levantar una compañía. Por contra, Yolanda Díaz se marchará algún día, suponemos, y el resto seremos deudores de sus aciertos y paganos de sus errores.