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Post-itJorge Sanz Casillas

Carta a Page de un español asqueado

Pese a todo, hay una cosa que nos une: y es que ni su empleo ni el mío dependen de lo que diga Puigdemont mañana

Estimado señor García-Page:

Aunque la carta es un recurso de mal columnista (sobre todo si se abusa de ella) aquí me tiene: tratándonos de usted. Pienso además que no es buena idea simpatizar con los políticos ni con los ciclistas, porque cuando menos te lo esperas los tienes delante de un juez o de un señor con bata blanca diciendo «yo no sé de qué me habla». Por ello, le mantendré la cortesía y, por tanto, la distancia.

Debo decirle que me reconocí en su cara cuando le preguntaron si tenía algún problema con Óscar Puente, que horas antes le había situado a usted en el extrarradio del PSOE. Esa pausa que hizo, esa inflada de mofletes, nos representa a muchos cuando vemos a Bolaños afirmar que el terrorismo es amnistiable excepto si vulnera los Derechos Humanos, que es algo así como decir que saltarse los semáforos es legal si no atropellas a nadie.

Me han hablado regular de usted, no le voy a mentir, pero empatizo cuando le veo discrepar en solitario del PSOE. No sé cómo de solo se encuentra realmente, pero le garantizo que usted no se ha movido en este tiempo. Usted, con algunas variaciones más o menos valientes, piensa lo mismo que hace tres años sobre el separatismo. Sus posiciones siguen estáticas mientras las líneas rojas del PSOE van camino ya de Waterloo o Ginebra. Es cierto: se mueven con cada votación más o menos comprometida. Lo mismo da una abstención de Junts a dos decretos sobre bonobuses que el «sí» de ERC a los Presupuestos. El apoyo del separatismo malversador nos cuesta a usted y a mí la dignidad, buena parte de nuestra soberanía y también dinero, pues la quita de la deuda la pagaremos entre todos.

A usted y a mí nos separan muchas cosas (yo por ejemplo no comparto «el 90 %» de las decisiones del Gobierno, como dice usted). Sin embargo, hay una cosa que nos une: y es que ni su empleo ni el mío dependen de lo que diga Puigdemont mañana mismo. Usted, con sus virtudes y sus defectos, ganó las elecciones por mayoría absoluta y ningún prófugo puede moverle la silla. Por tanto, ¿a qué espera para hacer valer su liderazgo al frente del PSOE manchego? ¿De verdad no puede hacer otra cosa más que indignarse cuando baja del AVE? Lamento decirle que si está esperando a la caída de Sánchez para hacerse con las cenizas del PSOE a lo mejor ya no queda partido que heredar... ni país que comandar. Esos cuentos de la lechera casi nunca salen bien.

Sin otro particular, le deseo suerte, salud y la misma valentía que su hermano gemelo. Él sí obró en consecuencia.