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HorizonteRamón Pérez-Maura

Error del PP y error de Vox

Si en el plazo de dos meses el Senado no responde a la ley enviada por el Congreso, la presidente de las Cortes, Francina Armengol, puede proceder a su publicación en el BOE sin más trámites

Hoy es uno de los días más graves de la Historia (contemporánea) de España. Se va a consumar esta tarde en el Congreso de los Diputados la puesta en marcha de la aprobación de la ley de amnistía con la que los españoles pasamos a tener dos categorías y a unos se nos aplicarán delitos ante los que otros serán inmunes por razones exclusivamente de supervivencia política de una persona. Según a quién respalde cada persona que cometa un delito, será perseguible penalmente o no. Una barbaridad a la que tanto el PP como Vox se oponen con fuerza. Pero en la que, en su estrategia, han cometido fallos relevantes. Permítanme aportar un ejemplo en el caso de cada uno.

El PP organizó el pasado domingo una masiva manifestación en Madrid. Es la cuarta que convoca la formación en los últimos meses y la primera a la que no dice sumarse nadie, aunque en la plaza había una pancarta de Vox y una bandera del movimiento homosexual. El Debate publicó el mismo domingo una detallada información sobre la capacidad de la Plaza de España para congregar multitudes. Los datos, basados en el proyecto de reforma de la plaza de 2021 que hizo de ella un espacio mucho más diáfano, son que la plaza tiene 70.450 metros. A ellos se podría restar los 17.780 metros dedicados a zonas verdes y parterres y los 324 ocupados por fuentes y zonas de agua. Sucede que, como demuestran las fotos de la manifestación, los parterres y las zonas verdes estaban abarrotados de manifestantes que se subieron ahí, donde además había mejor visión. Así que el espacio ocupado era de 70.126 metros sólo en la nueva zona urbanizada de la plaza. Calcular 1,5 personas por metro cuadrado es quedarse corto dada la masa humana que allí había. Pero démosla por buena: Eso sumaría 105.189 personas. Y al espacio de la plaza habría que sumar los seis carriles de tráfico que separan el espacio de jardines de la plaza de España del Hotel Riu. Y además las multitudes acumuladas en la Gran Vía y Princesa. Un cálculo objetivo de 1,5 personas por los metros cuadrados ocupados te daba una cifra difícilmente cuestionable que rondaba las 120.000 personas. Y va el PP y dice que eran 70.000. Nunca se quedaron más cerca de la cifra que ofrece la sectaria Delegación del Gobierno que esta vez fue la de 45.000 personas. Así les aseguro que no animan a la gente a salir a la calle a protestar: ¡si ni siquiera son capaces de reconocer sus propios méritos!

Y luego esta lo de Vox. Lo del PP es pura incompetencia de comunicación. Lo de Vox es faltar a la verdad con conocimiento. Están en la campaña de decir que el PP no quiere utilizar su mayoría absoluta en el Senado para frenar la ley de amnistía que se pone en marcha hoy. Con lo fácil que es emplear a tu grupo parlamentario en el Senado y lo difícil que es reunir a 120.000 personas, o aunque solo fuera a 70.000. Pero la realidad es que el art.36.1,c) del Reglamento del Senado dispone, entre las competencias de la Mesa del Senado, la de: «c) Calificar, con arreglo al Reglamento, los escritos y documentos de índole parlamentaria, así como decidir sobre su admisibilidad y tramitación». El Senado puede enmendar, aprobar y vetar cualquier ley que venga del Congreso. Y tiene un plazo de dos meses. Pero como me confirman dos letrados de la Cortes Generales no es verdad lo que dice Vox. Porque si en el plazo de dos meses el Senado no responde a la ley enviada por el Congreso, la presidente de las Cortes, Francina Armengol, puede proceder a su publicación en el BOE sin más trámites.

Ya sé que me va a caer la del pulpo de mis muchos lectores voxistas por decir esto (a ver si me cae algún tortazo también de los lectores del PP). La catarata de críticas es inevitable siempre que menciono a Vox y no hago una exaltación expresa de todo lo que mencione. Qué le vamos a hacer. Hoy tampoco. Porque lo que es absurdo es decir que un partido que reúne la multitud del pasado domingo contra la ley de amnistía 48 horas antes de su aprobación, en realidad la apoya de tapadillo en el Senado con una interpretación bastarda del reglamento de esa Cámara. Eso es lo que pretende hacer creer Vox a su electorado. Y así, quien sale ganando es Sánchez. Brillante estrategia.