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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Las cosas de «Ione»

Se está achicharrando metafóricamente. Bueno, ya está achicharrada. Pero insiste. Y no hay bombero preparado para aliviarla a manguerazos. Pese a todo, admiro su inteligencia

Disfruto sobremanera con «Ione». Hay muchos más hombres tontos que mujeres tontas. Para alcanzar la atalaya de la memez siendo mujer es imprescindible y obligatorio dedicarse a ello sin descanso. Se trata de una vocación tan respetable como el resto de las vocaciones. Se dice que el hombre más tonto que ha pasado por España fue el ilusionista belga Frank Huiggen, de nombre artístico «Frank de Flammes». Actuó en Madrid, en el Teatro Infanta Isabel, en 1929. La traducción literal de «Frank de Flammes» al español no es otra que Francisco de las Llamas o Paco de la Llamas, la segunda versión para los más íntimos. Se llenó el teatro para admirar sus habilidades. Culminaba juegos de magia asombrosos, y cuando el público no cabía en sí de gozo y admiración, finalizaba su actuación con un número estremecedor. Se rocíaba de gasolina el cuerpo, encendía una cerilla, y ardía durante dos minutos cronometrados. Cumplido el tiempo reglamentado, surgía un bombero de las bambalinas al escenario y apagaba a manguerazos el incendio corporal de Paco, entre vítores y ovaciones. Algo falló en su actuación madrileña. Paco de las Llamas falleció achicharrado, mientras el público le solicitaba un bis. Según se supo más tarde por unas declaraciones de su madre, «Frank de Flammes» era , desde niño, exageradamente tonto.

No pretendo que «Ione» Belarra emule las hazañas de Paco de las Llamas. «Ione» estudió Psicología y ha sido ministra de Sánchez. Establecer comparaciones entre Paco de las Llamas y «Ione» Belarra es, más que un insulto, una desfachatez. Días atrás recibió en el Congreso de los Diputados a los dos terroristas artísticos que pegaron sus manos en los valiosos marcos de las Majas –la vestida y la desnuda–, de don Francisco de Goya y Lucientes, que se exponen en el museo del Prado. Le pareció bello y heroico su acto de delincuencia artística y después de felicitar a la pareja ecoterrorista, les animó a seguir con la tarea. En mi opinión, una tontería, pero en este período de confusiones, es posible que los tontos sean los que nos hemos escandalizado por recibir en los espacios parlamentarios a esa pareja de indeseables.

Tontería, y gorda, la que ha dicho en un acto de la campaña electoral en Galicia. Según los dueños de los vaticinios, el partido de «Ione» Belarra podría conseguir cero escaños en las elecciones gallegas. Para Podemos, cero escaños, hoy por hoy, es casi un éxito. Lo preocupante sería lograr un resultado negativo. Cero escaños no son muchos, pero -4 escaños, son menos aún. Con menos cuatro escaños (-4) no es sencillo gobernar. Y las encuestas apuntan por ahí. El objetivo no es otro que alcanzar la digna cifra de 0 escaños y librarse de los escaños negativos, que no ofrecen ni alegría ni pan. Y la tontería la ha dicho –es su obsesión–, en contra de don Amancio Ortega. «Ione» es comunista, y nada aborrece más un comunista que a un trabajador que, de la nada, establece un imperio empresarial que triunfa en todo el mundo. «Ione» no oculta su resentimiento, y ello le concede un plus de inteligencia. Sus palabras son concluyentes. «Galicia necesita partidos que no laman las botas de Amancio Ortega». Es cierto. Los partidos que se dedican a lamer botas carecen de fundamento. Ocurre que don Amancio Ortega, con botas o sin ellas, sólo en Galicia ha creado 50.000 puestos de trabajo. Y que en la lista de espera para conseguir una plaza en el grupo empresarial de don Amancio, hay más de 100.000 gallegos esperando turno. Galicia, con botas o sin botas, necesita tres empresarios más como don Amancio Ortega. «Ione» es también muy crítica con don Juan Roig, presidente de Mercadona, que termina de destinar unos buenos millones de euros para repartir entre sus empleados en concepto de gratificación voluntaria. El buen comunista –y «Ione» lo es–, busca con mayor ahínco la ruina de las empresas y el paro de los trabajadores, que la seguridad y estabilidad económica de quienes presume de defender. Y no tolera que el conductor de una camioneta de reparto, se haya convertido por trabajo, humildad e inteligencia en uno de los empresarios más reconocidos del mundo. En ese aspecto, «Ione» es casi más tonta que Paco de las Llamas.

Se está achicharrando metafóricamente. Bueno, ya está achicharrada. Pero insiste. Y no hay bombero preparado para aliviarla a manguerazos. Pese a todo, admiro su inteligencia.