Esperando a los Pujol
Hace ya tres años del procesamiento del expresidente catalán y sus siete churumbeles y la causa sigue pendiente de fecha para el juicio
Mientras para la izquierda y el separatismo, el magistrado García-Castellón es Cruella de Vil por hacer su trabajo contra Puigdemont, hay un compañero suyo de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, que ha sido indultado por la progresía porque es de la 'pandi' de Dolores Delgado y Baltasar Garzón, es decir, ha nacido fuera de la Fachosfera, en el lado bueno de la vida. Los ciudadanos reparamos poco en él salvo cuando le vemos en el papel cuché paseando su vida privada como si fuera Isabel Preysler. Pero no solo de Photoshop vive el hombre. Sabemos que trabaja desde hace más de un lustro en el sumario de la familia Pujol. Seguro que les suena: ese clan de delincuentes a cuya cabeza se encontraba el hijo de Florenci, Jordi, a la sazón el padre putativo del partido xenófobo que dirige Puchi y de toda la neurosis soberanista.
Pues bien, que los Pujol robaron a espuertas –eso sí «en nombre de la nación catalana»– lo saben hasta en Waterloo. Pero al titular del Juzgado de Instrucción número 5 se le ha atragantado durante años este sumario. Hace ya tres años del procesamiento del expresidente catalán y sus siete churumbeles y la causa sigue pendiente de que se fije fecha para el juicio. Por un quítame allá esta documentación que puede afectar a la intimidad de la famiglia, la causa ha estado dos años paralizada, para que la defensa de Jordi expurgara el material informático que le fue requisado ¡hace ocho años! Por el camino, se retiró la acusación de organización criminal, aunque se mantiene blanqueo de capitales, falsedad documental, asociación ilícita y siete delitos fiscales; y la Abogacía del Estado –cómo no– decidió no acusar al padre de esta familia tan solidaria con ella misma.
Por fin, Pedraz acaba de firmar una providencia para que se proceda al enjuiciamiento de los Pujolones, que guardaban millonadas en Andorra, fruto de los favores que el expresidente catalán regalaba a los empresarios con el presupuesto público. Este árbol genealógico, de forma concertada y aprovechando su poder político, ejerció actividades corruptas, envueltos todos en la señera y pregonando aquello de que «España nos roba» cuando los que robaban eran ellos a todos nosotros y a todas horas.
Tan preocupado está el Gobierno y sus socios por la imputación de Puigdemont por alta traición y terrorismo y, sin embargo, no dicen ni mu sobre esta sospechosa dilación que no busca otra cosa que evitar que el viejo Jordi, de 94 años, se siente en el banquillo, lo que, de producirse, sería una metáfora clarísima de la corrupción sistémica de los partidos que hoy sustentan al Gobierno de España. Ya no están ninguno de los chiquillos Pujol en la cárcel y el padrino dice tener mermadas sus facultades cognitivas y la memoria, lo que le impide recordar los hechos que se remontan ya al siglo pasado, y siguen sin ser juzgados. Pronto su primogénito Pujol Ferrusola, que se enfrenta a una petición de 29 años de prisión, aducirá lo mismo y nunca sabremos qué llevaba en esas bolsas oscuras que trasladaba frecuentemente a Andorra, como contó su expareja Victoria Álvarez. Eso sí, según el sanchismo esta señora trabajaba a las órdenes de las cloacas del PP.
A la espera de que Pedraz deje de llorar por las esquinas por la inhabilitación de su amigo Baltasar y veamos a la desvergonzada familia sentada en el banquillo, solo cabe recordar cómo a esta gentuza le hemos tenido que aguantar, además, que nos diera lecciones. El propio Pujol, mientras recibía galardones de «Español del Año», tenía a sus cachorros llenándose la faldriquera y, además, miraba por encima del hombro a los españoles del sur, con los que no compartía su noble raza catalana. Solo su cobardía y tacticismo le hicieron camuflar su objetivo separatista, que afloró coincidiendo con su fortuna escondida en paraísos fiscales. Todo ello aderezado con las mordidas del 3 % y antes, con el escándalo de Banca Catalana.
A ver si Pedraz despierta. Mientras tanto, estaremos entretenidos con García-Castellón. Y los Pujol, que sigan disfrutando de lo robado, a la espera de que la amnistía de Sánchez también los beneficie a ellos.