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Post-itJorge Sanz Casillas

Sánchez ya venía corrompido de casa

No nos hagamos los sorprendidos. Siendo un treintañero ya subcontrató su tesis doctoral, lo que da buena medida de sus estándares éticos

Decía el PSOE este miércoles que su partido es inflexible con la corrupción. Y debe serlo casi tanto como lo fue con los separatistas: «Esta es mi línea roja, pero si no te gusta tengo otra».

En la sesión de control se defendían del caso mentando a Rodrigo Rato, Eduardo Zaplana y Jaume Matas, que Pilar Alegría los recita como si fueran los reyes godos. Y el jueves, cuando los periódicos amanecieron con salpicaduras del sumario por todas partes, intentaron meter al PP en el mismo saco. Es decir, han querido hacer con el caso Koldo lo mismo que con la crisis del año 2008: en vez de reconocerla, echarle la culpa a los ministros de Aznar.

Empieza a haber deserciones incluso entre los periodistas más afines, que echan de menos una explicación necesaria. Andado el tiempo, hay incluso comparaciones odiosas, pues mientras Rajoy respondía a las preguntas de aquellos que lo querían ver caer, a Sánchez no hay manera de ponerlo frente a un micrófono. La escapada de Ábalos al grupo Mixto ha puesto al presidente frente al espejo de sus estándares éticos. ¿Dimitió Sánchez por plagiar la tesis, demostrando que lleva la trampa metida en el ADN? ¿Lo hizo Marlaska permitiendo que la Guardia Civil combata el narco a bordo de barcas hinchables? ¿O Irene Montero por beneficiar a cientos de violadores y pederastas? ¿Lo hizo acaso después, cuando la condenaron en firme por difamar a un inocente sin pruebas? ¿O Armengol cuando la cazaron de copas durante el toque de queda? Nada de eso ocurrió. Por eso Ábalos no va a dimitir hoy ni lo hizo cuando dio seis versiones distintas de su encuentro en Barajas con Delcy Rodríguez: simplemente porque no.

La corrupción ha calado hasta los huesos del PSOE más amoral que recordamos, quizá por eso la respuesta está siendo tan errática y sobreactuada. Los subordinados de Sánchez operan a imagen y semejanza de su jefe, que ya vino corrompido de casa tras subcontratar su tesis doctoral. Si el secretario general colocó a su amigo Juanma Serrano en Correos y lo ha vuelto a hacer en la SEITT tras dejar un agujero de 1.100 millones, ¿qué no hará un hombre con la formación e historial de Koldo García?

Por concluir, el exministro Ábalos (y los que vengan) solo son aprendices del Manual de Resistencia, que es el único legado político de Pedro Sánchez: aguantar como sea mientras el suelo se mueve bajo tus pies.