Preguntas de un admirador ingenuo

No queremos pecar de disidentes y que el benefactor régimen que disfrutamos nos condene a las calderas del fuego perpetuo de la «fachosfera» (que en un futuro próximo, si todo le va bien a Mi Persona, será ya un estancia gratuita en Soto del Real). Sabemos que el providencial presidente Sánchez es una bendición, que nos ha traído el «escudo social», la feliz entente con los golpistas y todo tipo de nuevos derechos, amén de evitar que España se haya sumido en el Apocalipsis climático. Pero aun así, algunas veces a los observadores ingenuos y poco informados nos surgen pequeñas dudas. Para no pecar de desviacionismo ideológico paso a exponerlas, en la esperanza de que algunos pensadores y pensadoras del sanchismo, como Silvia Intxaurrondo, Marisu Montero, Xabi Fortes y el Gran Wyoming, acierten a aclarárnoslas:

-¿Por qué hay que echar a toda leche a Ábalos del PSOE por fallar «in vigilancia» ante una trama corrupta y no hay que echar a Sánchez, que supo no vigilara a Ábalos?

-¿Cómo logró Sánchez no enterarse de nada cuando tenía a su ministro Ábalos, hombre fuerte además del partido, ofreciendo cinco versiones distintas de un nunca explicado encuentro dominical nocturno en Barajas con la número dos de la narcodictadura de Maduro, cita a la que acudió incluso el intermediario de la empresa pantalla de los chanchullos de Koldo y el ministro?

-¿Por qué dice Sánchez que Armengol está limpia de polvo y paja cuando esta buena señora contrató a sabiendas con la trama, compró material defectuoso, pidió fondos europeos injustificados para pagarlo, arrumbó la mercancía inservible en un almacén y tardó tres años en darse por enterada de la chapuza y solo lo hizo cuando perdió las elecciones?

-¿Es normal que la primera dama de un país democrático haga negocietes particulares? ¿No debería ser incompatible con el cargo que ejerce su marido?

-¿De dónde vino y a dónde fue la relación amistosa de Begoña Gómez con Hidalgo Jr., el hombre de Air Europa, compañía felizmente rescatada por el marido de la susodicha?

-¿No tiene ninguna responsabilidad la ministra de Hacienda, la locuaz María Jesús Montero, toda vez que sabía de los fraudes desde hacía años y no dijo ni pío?

-¿No comete ningún tipo de delito un presidente del Gobierno que estando obligado por razón de cargo a defender a España, su Constitución y su unidad cierra acuerdos políticos en el extranjero con un prófugo de la justicia española, hasta el extremo de legislar a su dictado para favorecerlo con reformas de claro sesgo inconstitucional?

-¿Es normal que una de las leyes más controvertidas y de más calado en años, la de la graciosa amnistía a los promotores del golpe separatista contra España de 2017, sea negociada por el partido que gobierna la nación a oscuras, sin informar de sus cesiones y dejando al Parlamento relegado a un papel absolutamente residual y gregario?

Por supuesto damos por descontado que todas las preguntas anteriores tienen una respuesta sencilla y honorable, como no podía ser menos, tratándose de un partido como el PSOE, al que adornan 144 años de honradez y que es tan leal que ya en su día incluso contribuyó de manera estelar a cargarse la II República que había promovido.