Sumar, un Movimiento Sexi
Ya tenemos partido nuevo en la oficina, se llama Yolanda y es divina
Sumar ya es un partido político formal, aunque a sus promotores les dé alipori y prefieran llamarlo movimiento. Y no cualquier movimiento: estamos, sin duda, ante un movimiento sexi, que esto es una bomba.
Queda algo diluido, o camuflado, el peculiar origen del invento, que para ser tan plural, abierto y ciudadano nació como el personalísimo disfraz de una mujer, Yolanda Díaz, aupada a dedo por Podemos para, desde esas alturas, traicionar a su patrocinador y acumular todo el poder ella sola.
Ahora eso ha mejorado, y Sumar ya tiene Asamblea, Grupo Ejecutivo y Grupo Promotor, todos ellos marcados por la emocionante visión de una lideresa irrepetible:
«Sumar asume la necesidad de un rearme ideológico que pase por postular y defender un horizonte concreto y deseable de justicia social, equilibrio con la Tierra y el goce de la libertad compartida. Un horizonte que guíe una política de transición entre la mejora de la vida en el mientras tanto y los avances hacia una sociedad mejor, verde, justa, feminista».
No digo que alguien mejore esto, me basta con que lo empate.
El éxito está garantizado con la acumulación de lumbreras y lumbreros que impulsa Sumar, que es Pudimos sin Podemos, Más Madrid y menos Estado, No sé Qué En Común, Izquierda Fundida y algo de Lanzarote, pero con más perfume, entre otras siglas de talento.
Allí irrumpen cerebros tan privilegiados como el de Íñigo Errejón, que un día fue el cargo público más joven de España y ya compite por ser el más viejo; Alterada Colau, autora de la proeza de llenar Barcelona de manteros y vaciarla de turistas; Gerardo Pissarello, argentino como de Bildu; Ernest Urtasun, descolonizador de Museos y polinizador de mentes ligeras y la gran Médica y Madre, que ni habilita médicos ni quiere embarazos, pero es una gran gestora de suministros eléctricos.
Con semejante concentración de neuronas era previsible que el Movimiento Sexy revolucionara la política española, cuando no la mundial, con reflexiones sin precedentes, con la excepción de todas las que ya le escuchamos a Podemos, las Mareas, las Confluencias, los Círculos y los jardines de infancia:
«Sumar busca convertir el caudal de apoyo político recibido en una fuerza organizada, inserta en el territorio social y al mismo tiempo motor de lazos comunitarios y generación de una subjetividad política alternativa, que prefigure el mundo que deseamos», reza su manifiesto fundacional.
A la espera de que Yolanda Díaz nos cuente las nuevas revelaciones de su epifanía, quedan como anticipo unas palabras para enmarcar en las aulas de los colegios, los vestuarios de las fábricas y las taquillas de la Cabo Roberto y todas las soldado trans:
«La sociedad ha sido programada durante mucho tiempo para que no viera la belleza. Pero ahora estamos entrando en un tiempo en el que finalmente las mujeres como yo por fin pueden saber que son hermosas».
Las dijo Zuzibini Tunzi, Miss Universo en 2019, pero allá entre bastidores estaba nuestra entrañable Miss Ferrol soplándole a la oreja los secretos del empoderamiento. Una mano en la cabeza, una mano en la cintura, que para gozar esto es una bomba.