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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Rovira, desde Suiza con amor

En coherencia, Rovira, Aragonès y Puigdemont le pueden dar muchas lecciones a Pedro Sánchez. Delinquen, pero verbalizan exactamente lo que quieren hacer

Marta Rovira Vergés es la secretaria general de ERC que, cuando la justicia española persiguió a los organizadores del procés, escapó de nuestro país como alma que lleva Puigdemont. Pero no a Cuba o a Venezuela para saborear las mieles de los Estados comunistas que defiende, sino a la capitalista Suiza. Ginebra, que no es el paradigma de capital europea del proletariado, ha acogido a esta dirigente separatista a la que el juez Llarena solo procesó por desobediencia, pero a la que tanto la Guardia Civil como el juez García Castellón sitúan en la cúpula de Tsunami Democràtic y por tanto sobre ella pesan serias sospechas de terrorismo. Así ante ese panorama ha decidido esconderse todavía más en su guarida alpina, que solo abandona para humillar a los enviados de Pedro Sánchez y obligarles a doblar la cerviz ante las exigencias de los soberanistas.

Esta sobrevenida ciudadana suiza nos ha devuelto a la realidad para que no nos despistemos: la reconciliación catalana es una patraña para engañar a los socialistas que todavía se dejen engañar, y lo que está haciendo el PSOE es negociar bajo manga con Esquerra y Junts un referéndum de autodeterminación que aniquile la integridad de nuestro país. Cuesta decirlo, pero si nos dan a elegir entre creer el desmentido que hizo hace unas horas la portavoz de Ferraz y las palabras de la prófuga, no hay duda. Estamos en un momento tan delirante de nuestra política que es más creíble lo que dice una delincuente que cobardemente huyó para no afrontar su responsabilidad penal que lo que hace y dice el Gobierno de España.

En coherencia, Rovira, Aragonès y Puigdemont le pueden dar muchas lecciones a Pedro Sánchez. Delinquen, pero verbalizan exactamente lo que quieren hacer. Es verdad que también han mentido lo suyo: el «España nos roba» y la falacia de que hay que apoyar el catalán porque está discriminado en esa región son ejemplo de ello. Pero cuando dicen que van a volver a doblegar al Estado sabemos que no hablan de oído. No así el Gobierno que días antes de las elecciones dijo que de amnistía no y ya la tenemos aprobada en el Congreso.

Rovira se beneficia de la laxitud que los tribunales del país helvético mantienen respecto a la justicia de otros países europeos y se ha librado de ser localizada por la fiscalía suiza, por lo que sigue viviendo tan ricamente, mientras reporta a Félix Bolaños en esa negociación oculta sobre una consulta para romper España. Ambos se han convertido en pareja política de hecho para acabar con nuestro Estado de derecho. Mientras Santos Cerdán se encarga de las negociaciones con Puigdemont.

Y es consecuente que los soberanistas pretendan culminar su objetivo. Los dirigentes separatistas no han prestado su voto para que Sánchez siga durmiendo en el colchón de Moncloa a cambio tan solo de que el Estado les borre los delitos. Sabe Puigdemont y sabe Marta Rovira que Pedro hará de la necesidad virtud también en la secesión de España bajo el argumento de que votar es democrático. Por eso le han elegido a él para pisotear a nuestro país. Y si repiten delitos, ya no tendrán un Código Penal como el de 2017 para haceles frente: no hay sedición y la malversación para los que roban en nombre de un delirio separatista es ya papel mojado. Por eso Oriol Junqueras también se enseñorea de que está dispuesto a repetir el golpe y a volver a la cárcel. Sabe bien que no ingresaría ya en el spa de Lledoners. De eso se ha ocupado con denuedo Pedro Sánchez.