Manipulaciones, ignorancias y disparates
¿Deben extrañarnos los millones de votos al sanchismo? En 1936 el analfabetismo llegaba al 25 % y ahora está alfabetizada el 98,59 % de la población. Pero eso significa lo que significa y nada más. Yo me entiendo
La Semana Santa es tiempo de reflexión, meditación e introspección. A mí me ha dado también por pensar los tiempos en Sánchez. En su reloj y su calendario. Resulta que tiene un gran control de los tiempos. Ya querríamos muchos que la oposición le imitase. Tras las elecciones autonómicas y municipales la oposición se distrajo en dimes y diretes sobre quién gobernaría acá o allá y con quién, con espectáculos tan penosos como el de la actual presidente de Extremadura que calladita hubiese estado más propia. Mientras, el manejo de los tiempos por el sanchismo y su repercusión en el relato no adelantó ni pío sobre sus pactos en Navarra y en Pamplona, por ejemplo. Aparcó lo que le convino hasta después de las elecciones generales.
Otro manejo hábil de los tiempos por el sanchismo, una manipulación más, se manifiesta en cómo consigue colocar a los españoles ante la foto que más le conviene. Ahora sabemos que el llamado caso Koldo, que habría que llamar caso Sánchez, caso Begoña caso Armengol, caso Illa, caso Ábalos, o caso Torres, lo conocía la Fiscalía desde junio del año pasado y lo silenció para que no salpicara al voto socialista en las elecciones generales. El caso salta a los medios en febrero de este año, ocho meses después de conocerse por la Fiscalía. Pero desde septiembre, por la filtración de un oficial de la Guardia Civil, ya imputado, los dirigentes de la trama sabían que estaban siendo vigilados y sus teléfonos pinchados. Podían destruir pruebas, referirse en sus conversaciones a contactos falsos, distraer a sus vigilantes con datos que creyesen favorables… Muy distinto a lo ocurrido en otros casos.
Ni Tito Berni ni Koldo están en la cárcel, no existe la prisión preventiva para esas tramas, ni padece cárcel Griñán ya juzgado y condenado; Griñán está enfermo y se comprende, pero con una grave enfermedad los jueces no tuvieron esa consideración con Zaplana. El medio de cabecera y colchón de Sánchez dedicó 169 portadas al regalo de cuatro trajes de Camps, que acabó en absolución, y sólo dio referencias matizadas sobre los últimos casos de corrupción socialista. ¿Quién no recuerda la detención de Rato con cámaras de televisión convocadas por alguien a la puerta de su casa? No se producen imágenes parecidas cuando el asunto tiene otra adscripción ideológica. ¿De quién es la Fiscalía? Pues eso. Me intranquiliza que podamos llegar a preguntarnos lo mismo respecto a la Justicia. Y no faltan preocupantes síntomas.
El Gobierno nos ofrece otros motivos de inquietud. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, es antitaurino – «actividad sádica y despreciable»– y cree en la colonización museística, planteándose repartir el Prado. La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, pontifica: «El paro lo crean los que despiden. Y los que despiden son los empresarios. Acabando con los empresarios, acabaremos con el desempleo», y son suyos mensajes como «¡Viva la clase obrera! ¡Viva Lenin! ¡Viva Marx!». Yolanda Díaz, vicepresidente, ha aportado un repertorio de frases que producen risa y cierta ternura. Una de las últimas: «Debemos adaptar las condiciones meteorológicas a los puestos de trabajo».
Además, miembros del Gobierno manifiestan ciertas lagunas culturales, por emplear un apelativo bondadoso. La propia Yolanda Díaz se dolió de que la querían quemar «como a Juana la Loca»; pobre, confundió a la reina castellana con Juana de Arco, la Doncella de Orleans. No descubro en Yolanda virtudes ni aproximadas a ninguna de las dos. Y la ministra ¡de Educación!, Pilar Alegría, portavoz del Gobierno, dijo «producieron», «contundencia cero contra el narcotráfico» y «jurisdiprudencia»; nos lo cuenta Alejo Vidal-Quadras. No entro en el filón de Óscar Puente. En sus fichajes Sánchez erró en las personas o en la distribución de responsabilidades. O en ambas decisiones.
En el cupo de disparates no me resisto a citar la concentración ante el Congreso de unas docenas de ciudadanos para protestar contra el sufrimiento de los pulpos, y otra protesta, esta vez en Málaga, contra el sufrimiento de la sardina por el «trato vejatorio» que recibe al ser espetada. Como colofón transcribo un tuit: «Desde Unidas Podemos pedimos perdón a todos los musulmanes y musulmanas que se hallan (sic) sentido ofendidos y ofendidas por las procesiones de Semana Santa en espacios públicos de todos y todas». Lo firma una tal Jacinta Rebolledo que bajo el nombre remacha: «@reboluciónx» (sic).
Da para pensar. ¿Deben extrañarnos los millones de votos al sanchismo? En 1936 el analfabetismo llegaba al 25 %, en 1970 al 9%, y ahora está alfabetizada el 98,59 % de la población. Pero eso significa lo que significa y nada más. Yo me entiendo. Culpables todos.