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Post-itJorge Sanz Casillas

La boda de Almeida y la rabia de Echenique

Me entristece ver a alguien exudar odio con algo que es objetivamente bonito, como el amor entre semejantes. Pero vaya usted a saber qué fobias alberga

Reconozco que me gustan las bodas. Y estoy todavía en esa edad en la que disfruto con ellas de principio a fin. Desde el momento en que elijo qué ponerme hasta la misma vuelta a casa –ya sea en bus, taxi o andando– arrastrando los pies y la pena por un día maravilloso que termina. En las bodas se celebra el amor y la vida, que es lo que nos diferencia a los hombres del resto de la creación. Y se festeja el pasado, el presente y lo que está por venir. No se me ocurre celebración más completa.

Por eso no entiendo la rabia y hasta el desprecio con el que parte de la izquierda se ha pronunciado sobre la boda de Almeida. Nadie les pide adhesión, ni siquiera alegría. Bastaría con algo de cordialidad, o incluso indiferencia. Tengo entendido que Almeida felicitó a Rita Maestre cuando se casó y cuando anunció que iba a ser madre. Sin embargo, ella añadió a su felicitación un dardo, porque si se muerde la lengua revienta: que su boda no fuera como la de la hija de Aznar, le dijo, «cuando después empezaron a pasar por los sumarios la mitad de los participantes».

Tampoco entiendo qué clase de proceso mental, qué tipo de rencor gangrenado, llevó a Echenique a insultar abiertamente a los invitados de la boda a través de X (antes Twitter). No voy a reproducir su mensaje, pero vino a decir que los participantes tenían todos una pulsión cleptómana según la cual, en una hipotética conga, se robarían la cartera los unos a los otros para terminar cantando el Cara al sol, hermanados al ver su cartera de vuelta en el bolsillo. El chiste carece de gracia pero, sin conocer a la totalidad de los invitados, me atrevería a decir sin miedo a fallar que hay muchos más delincuentes en Junts per Catalunya que en la boda de Almeida, con el añadido de que a los primeros los indultaron para seguir mamando del poder cuando aún tenían silla en el Consejo de Ministros.

Intentando entrar en su psique, supongo que Echenique escribió eso con intención de epatar con su menguante electorado, ese que les ha dado la espalda en cuanto ha tenido ocasión. No obstante, el legado de Podemos se resume en una huelga de juguetes, una ley trans delirante y el 'solo sí es sí', que ha mejorado la situación procesal y penal de miles de violadores y pederastas. Y en verdad, me entristece ver a alguien exudar odio con algo que es objetivamente bonito, como el amor entre semejantes. Pero vaya usted a saber qué fobias alberga.

Sin haber estado, la boda me gustó. Una iglesia bella, un desagravio espontáneo al Rey Juan Carlos y un novio feliz al que le han insultado como a pocos por su aspecto. Porque a Almeida sí le han dicho cosas terribles, Óscar Puente, y no ha puesto a su equipo (que sepamos) a escarbar en las columnas de los periódicos para ver qué dicen.