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El puntalAntonio Jiménez

El autócrata se compra un cómico con nuestros impuestos

El autócrata bendice primero a una militante socialista al frente de la televisión pública y después ordena el fichaje del «agradaor catódico»

Es muy improbable que España sufra otro presidente de Gobierno como Sánchez, tan enemigo de las formas en democracia y contrario a todo lo que supone gobernar con el decoro y respeto debidos a las instituciones del Estado que ha asaltado y colonizado sin disimulo o pudor alguno.

Le molesta que se le tilde de autócrata pero ¿acaso no se comporta como si lo fuera? Como dice Luis Ventoso nos están robando la democracia ante nuestros ojos y, añado por mi parte, no parece que haya mucha excitación e inquietud por ello en la sociedad.

El lamentable culebrón sobre la contratación de un humorista, supuestamente afecto a su persona, por parte de TVE representa como otras tantas acciones y decisiones de su mandato ese proceder autocrático con el que viene ilustrando su presidencia.

Sánchez, con descaro insultante y obsceno, hace uso de lo público como si se tratara de su bien privado y con la misma no ha tenido escrúpulos a la hora de tirar de talonario del dinero de todos nosotros para blindar a su cómico de cabecera en el «prime time» de TVE con el único objetivo personal de competir y castigar a las hormigas de la tele privada que no le bailan el agua.

El autócrata bendice primero a una militante socialista al frente de la televisión pública, cosa políticamente impresentable y, después, en una intromisión sin precedentes en democracia por ningún otro Gobierno, ordena el fichaje del «agradaor catódico» con el que, cabe suponer dada la enfermiza obsesión evidenciada para su contratación, disfruta en familia junto a Begoña y las niñas en sus noches de Moncloa. Al precio y las condiciones que sean.

En el autócrata Sánchez es sabido de largo que el fin perseguido siempre justifica los medios por más indecorosos y corruptos que resulten. Así ha sido con la amnistía y con otras muchas acciones y decisiones reprobables como ésta última de hacerse con los servicios de un comunicador amigable aunque cueste la friolera de 28 millones de euros pagados con nuestra piel de contribuyentes. ¿Hay motivos, «Choni» Montero, para hacerse objetor fiscal después de esto?

Ya sabemos un poco más para qué sirven en parte nuestros impuestos en manos de Sánchez: no son para apoyar a los enfermos de ELA; tampoco para dotar de cuidados paliativos la sanidad pública que aleje la indignidad de una muerte guiada por la desesperación del dolor, ni para comprar con esos 28 millones de euros, como leo en El Debate, más de 10 lanchas rápidas para que la Guardia Civil combata a los narcotraficantes, sino para enriquecer a productoras de televisión amigas que ensalcen y publiciten su imagen y su más que criticable gestión al frente del Gobierno en línea con el elogio de aquella «groupie» de TVE que a su paso en la gala de los Goya le dedicó con devoto entusiasmo estas palabras: «Eres un icono 'presi'. Te queremos».