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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Curso de reeducación de disidentes

La «actividad profesional» de la mujer de Sánchez no genera conflicto de intereses, concluye el diario oficial. ¡Cuánto se aprende con el régimen!

A los grandes regímenes totalitarios y autoritarios siempre les han encantado los cursos de «reeducación» de disidentes. Se trata de pillar por una oreja al librepensador de turno y cambiar su forma de pensar lavándole el cerebro, de tal manera que le quede bien grabada la primera máxima: el partido y su líder supremo siempre tienen razón. Así que si establecen que los cerdos vuelan, pues no hay más que debatir: los guarros surcan los cielos como jumbos desafiando la ley de la gravedad. La realidad no existe. Solo existe lo que el partido dice que existe.

Como en España vamos por malas sendas empiezan a verse comportamientos de ese tipo, que parecían reservados a las distopías orwellianas. El periódico oficial de sanchismo –de capital internacional catarí, londinense y mexicano– se ha desperezado y ha reparado mes y medio después en que existe una pequeña polvareda sobre las actividades de la mujer del presidente del Gobierno. Ignorando la sabia locución latina de «excusatio non petita, accusatio manifesta», han publicado una doble página en defensa de los negocios de Gómez y sus actividades como lobista (y me refiero a la edición de papel solo por atavismos del siglo pasado, pues ese diario solo vende hoy 49.500 periódicos al día, frente a los 400.000 que despachaba en el año 2000).

La doble página en defensa de Bego resulta deliciosa por su intrépida cara dura revestida de sesudo estudio técnico. Se nos cuenta que la mujer de Sánchez recibió en su chiringuito africano del IE el apoyo económico de una firma de Globalia (dueña de Air Europa); y que visitó dos veces en el verano de 2020 en su despacho al CEO de Globalia, Hidalgo Jr; y que acto seguido, en noviembre de ese año, su marido rescató a la compañía aérea con 475 millones.

Se nos cuenta también que la buena de Begoña escribió dos cartas de recomendación para una UTE que pilotaba uno de sus colaboradores en su «cátedra extraordinaria» de la Complutense, el señor Barrabés. Y acto seguido –¡oh caprichoso azar!–, la oferta de empresa de Barrabés gana un concurso de 8,3 millones de la firma pública Red, dependiente del Ministerio de Calviño.

¿Y qué concluye a la vista de todo esto el periódico de cabecera del régimen? Pues que los cerdos vuelan. Citando a la Moncloa como evaluador final del caso, concluyen que la mujer del presidente del Gobierno «no tiene por qué renunciar a su actividad profesional», pues «no existen ni conflictos de intereses ni tráfico de influencias en los casos analizados».

¿Se imaginan a la mujer del viejo Mariano recibiendo pasta de una empresa y compadreando con su CEO, y que acto seguido su marido, el presidente, hubiese rescatado al filántropo de la susodicha con 475 kilos? Se caerían los pilares del templo. ¿Se imaginan a Viri, la mujer de Rajoy, al frente de una «cátedra extraordinaria» en la Complutense sin tener siquiera un título universitario homologado y firmando cartas de recomendación para un amiguete de la citada cátedra, que luego va y resulta que trinca suculentos contratos de la Administración de su marido? Intxaurrondo, Fortes, Ferreras y Risto se inmolarían a lo bonzo con la temperatura que alcanzaría su ira justiciera.

Pero por fortuna vivimos en el régimen iliberal de Mi Persona, donde todo da ya un poco igual. Ahí tienen al fiscal general del Estado confesando tan ancho que ordenó filtrar los pleitos privados de un particular, pues le venía bien a su jefe, Sánchez, para sus guerras partidistas.

Resumiendo, la democracia del ayatola «progresista» es a la democracia de verdad lo mismo que las paellas refrigeradas con chorizo de los supermercados ingleses a la paella valenciana.