El PNV en su laberinto
Del mismo modo que el PSOE no se atrevió en su día a ser alternativa al nacionalismo y hoy se tiene que conformar con ser bisagra, el PNV tampoco se ha atrevido a diferenciarse del sanchismo y hoy paga las consecuencias
No hace falta esperar al recuento de esta noche para certificar el hecho más destacado de las elecciones vascas que hoy se celebran. Me refiero a la pérdida de la hegemonía política del PNV en el País Vasco, una superioridad tan aplastante que los socialistas llegaron a cederles el gobierno pese a haber ganado las elecciones porque no se atrevieron a ser alternativa al nacionalismo vasco. Esta noche los socialistas solo aspiran a ser bisagra.
Incluso si el error cometido por el candidato de Bildu permite al PNV dar la vuelta a las encuestas y ganar la carrera en el último metro, será por la mínima y no cambia la tendencia de fondo. El PNV ya no es el amo del cotarro y probablemente mañana tendrá que lidiar con la oferta envenenada de los herederos de ETA para integrar un gobierno de coalición que lance un procés a la vasca. Si en los tiempos de Arzallus ETA agitaba el árbol y el PNV recogía las nueces, hoy los herederos de ETA recogen las nueces directamente. No necesitan intermediarios.
Esa victoria moral de Bildu podrá parecernos humillante o descorazonadora, pero en absoluto podremos decir que es ilógica. Sobre la política vasca y española se ha desplegado un interesado manto de amnesia sobre lo que fue ETA y sobre el sufrimiento de las víctimas. Hace apenas unas semanas, Patxi López, con su habitual estilo cuartelero, exigía que dejáramos de hablar de ETA y el error del candidato de Bildu fue no hacerle caso. Otxandiano, rompió el espejismo. De repente Bildu dejó de ser ese partido cool, moderno, ecofeminista y progresista. Súbitamente emergió la negra Batasuna de siempre, la que justificó cada uno de los crímenes de ETA y hoy lo sigue haciendo; no hay mayor legitimación que negarles su carácter terrorista, como ha hecho Otxandiano.
Los aspavientos de dignidad impostada contra ETA que hemos visto esos días de campaña terminan esta noche. Sanchez seguirá teniendo en Bildu su socio más fiable; PSOE, SUMAR y Podemos seguirán nutriendo de legitimidad y de votos a los filoetarras. Y Bildu seguirá creciendo a costa de todos ellos.
Pero la reflexión más interesante es la que se debe abrir en el seno del PNV porque ellos son los principales damnificados de este proceso. Andoni Ortuzar les ha convertido en unos acólitos del sanchismo y esta noche recogerán los frutos de esa estrategia. Incluso jubiló por la fuerza al lendakari Urkullu quien, solo por serlo, aportaba electoralmente mucho más que ese desconocido Pradales. Si esta noche consiguen mantenerse como primera fuerza política será solo porque buena parte de sus votantes desencantados se han activado cuando Otxandiano les recordó las diferencias entre el PNV y Batasuna.
Del mismo modo que el PSOE no se atrevió en su día a ser alternativa al nacionalismo y hoy se tiene que conformar con ser bisagra, el PNV tampoco se ha atrevido a diferenciarse del sanchismo y hoy paga las consecuencias. Ser uno más entre un montón es todo lo contrario de la hegemonía.