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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Fundrising

Si los mejunjes económicos y comisionistas que ha protagonizado la esposa de Sánchez durante los últimos cinco años, los hubiera negociado en español, su situación penal se hallaría en definitivo trance de condena. Por mucho menos ingresó en la cárcel el yerno del Rey Juan Carlos I

Begoña Gómez no ha cometido irregularidad alguna. Se ha limitado a exprimir hasta el agotamiento sus magistrales y catedráticos conocimientos del «fundraising». El «fundraising» no es otra cosa que un «abusing de influencing» con el fin de lograr, sin beneficio personal alguno, el «africaning desarrolling». Podría ser «empapelaging» por ejercer excesivo «pressing», pero jamás por cometer «delicting embutiding», es decir, «salchichoning», «butifarring» o «Chorizing de cantimpaling» o «Pamploning». Ella es «honesting», «decenting» y profundamente «solidaring» y «bondadosing»,

No obstante, un Juzgado de Madrid ha abierto diligencias contra ella por posible tráfico de influencias y corrupción. Noticia que obviarán todos los informativos de las cadenas de radio y televisión que «depending» de sus subvenciones, es decir, casi todas. Y tampoco ocupará espacio tan innecesaria noticia en los periódicos que dirige Pepa Bueno, que solamente es uno, «The Country». Y tampoco será comentado ni informado el acuerdo del Consejo de Europa, por el que se insta al marido de Begoña Gómez, un tal Pedro Sánchez, a depositar en dicho organismo todos los datos económicos y financieros de la avispada mujer, alta ejecutiva y catedrática, amén de creadora del idioma «spaninshenglish» que, lógicamente, como creadora de tan sublime lenguaje, domina como nadie. Porque el dominio de los idiomas es muy importante.

Una prima de mi padre lo demostró en el sur de Francia. Se trasladaba de San Sebastián a Biarritz una tarde de agosto para jugarse unas pesetillas en el Casino «Bellevue». Poco antes de llegar a San Juan de Luz, pinchó una rueda de su coche. Entre ella y su chófer, Zacarías, intentaron la proeza de cambiar la rueda perforada. Pero no consiguieron su propósito. Ella, que además de simpatiquísima era mujer decidida, se plantó en la calzada y detuvo a un camión conducido por un amable camionero. Y se dirigió al amable camionero, por lógica, en francés, dado que se hallaban en Francia. «Mercí por votre detentión. Je suis une femme espagnole y la personne que m´acompagne est Zacarías, mon chauffer a point de la jubilation. Notre voiture ha pinché, La ruéde droite de la part d´adelante est completament pinché. ¿Vous serait tan amable de nous portez en votre cabine a une gasolinaire o atelier pour encontrer un mecanique? ¿Vous croyez que Zacarías et moi cabrons en la cabine?». Y el camionero, que era español respondió afirmativamente. «Oui, madame, nous cojons». Camino de la gasolinera o el taller para encontrar un mecánico, mi parienta se dirigió a Zacarías. «Habrá comprobado, Zacarías, que sin idiomas no se puede ir a ninguna parte».

¡Cuánta razón tenía! Si los mejunjes económicos y comisionistas que ha protagonizado la esposa de Sánchez durante los últimos cinco años, los hubiera negociado en español, su situación penal se hallaría en definitivo trance de condena. Por mucho menos ingresó en la cárcel el yerno del Rey Juan Carlos I, siendo su suegro el Rey de España. Pero el uso del «spanishenglish» inventado por la locuaz Begoña, puede dilatar el procesamiento por falta de traductores del idioma elegido para culminar sus travesuras económicas. Lo más grave de lo que puede ser acusada es de hacer «fundraising». Y no hay juez que se atreva a empapelar a una fundraisingona.

De cualquier manera, ya empiezan los jueces españoles y los europeos en requerir informaciones al respecto.

No es noticia a publicar y menos aún, a difundir. Pero se trata de un hecho comprobable y verídico.

Y no es «mentiring».