Sánchez, como Cagancho en Almagro
Le faltó al Monarca un poco de la iniciativa que solía exhibir el Rey Don Juan Carlos. Yo creo que el viejo Rey hubiera espetado a Sánchez algo como «A ver si dejas de tocarte las pelotas…» Está claro que el martes Sánchez todavía se sentía fuerte
La carta de Pedro Sánchez al común, como era evidente, aparte la histeria, mendacidad y paupérrima redacción, no podía ser más cursi. Quizá ésta sí la haya escrito él y no Irene Lozano. Por primera vez se notaba su mano. Como era evidente desde la tarde del miércoles, Sánchez puso en marcha la máquina de la intoxicación y la polarización desde el minuto uno. Por la mañana fue a las Cortes a no responder a las preguntas de Núñez Feijóo y Abascal y decir que el 90 por ciento de los votantes en las Provincias Vascongadas habían respaldado sus políticas. Y con un respaldo tan abrumador, exactamente diez horas después, nos comunicaba que tenía que pensárselo.
El propósito evidente de su iniciativa es movilizar a «las masas», si las hubiera. Me llamó la atención una de las primeras muestras de solidaridad que recibió el jueves: la del presidente de Colombia, Gustavo Petro, demostrando que el Foro de Sao Paulo se ha movilizado en ayuda de Sánchez y en la que decía: «La 'máquina del fango' impulsada por la extrema derecha española ha buscado destruir la familia de Pedro Sánchez para detener las políticas progresistas. La política de la derecha es destruir a las personas. Mi solidaridad con el presidente de España y su familia.» No deja de tener gracia que Petro hable del ataque a la familia en esos términos cuando él mismo está siendo investigado por las acusaciones que le ha hecho su propio hijo por la financiación de su campaña presidencial por el narcotráfico.
Cuando el miércoles por la mañana Sánchez comparecía brevemente en la sesión de control al Gobierno en las Cortes, donde sólo fue capaz de repetir frases previamente preparadas por sus asesores y salir corriendo, su imagen contrastaba mucho con la de 24 horas antes, cuando recibió al Rey a su llegada a Alcalá a la entrega del Premio Cervantes con las manos ostentosamente en los bolsillos, con afán indisimulado de ofender a Don Felipe. Le faltó al Monarca un poco de la iniciativa que solía exhibir el Rey Don Juan Carlos. Yo creo que el viejo Rey hubiera espetado a Sánchez algo como «A ver si dejas de tocarte las pelotas…» Está claro que el martes Sánchez todavía se sentía fuerte. El miércoles tras la noticia del juzgado y Begoña Gómez, se le demacró el rostro.
Es evidente que Sánchez busca la salida en tromba de los medios afines a hacer una loa a su Presidencia y a reivindicar que se haya tomado estos días para, supuestamente, reflexionar. Si yo fuera Isabel Díaz Ayuso, hubiera salido ayer mismo a hacer un discurso sobre si le compensa el ataque que se está lanzando desde el Gobierno de la nación a su pareja. A ver qué reacción nos hubiéramos encontrado en los medios de trinchera como El País.
Muchos elogian a Sánchez el estratega, que una vez más es capaz de cambiar el juego y pillar a todos desprevenidos. Es cierto que, rompiendo las normas universales, siempre se descoloca a alguien. Pero fíjense cómo en muy pocos días Sánchez ha pasado de hacer una gira internacional para el reconocimiento de Palestina, que ha sido un fracaso total y que no ha llevado a su persona a aparecer en prácticamente ningún medio internacional, a encontrarse ahora en muchísimos grandes medios donde se titula sin matices que su mujer ha sido procesada y él está valorando dimitir. La operación le está saliendo como a Cagancho en Almagro. Peor imposible. Se espera antes de expedir nuevas localidades.