¡Qué desparrame!
En cualquier momento puede aparecer Pachi vestido de juglar cantando en el balcón de Ferraz las cantigas del amor del Petrarca y la Laura monclovitas
Entrelacemos nuestras manos socialistas, miremos hacia esa luz de la Moncloa que nunca se apaga y cantemos todos juntos al son de Marisu Montero en Ferraz: «Begoña es moderna, profesional, independiente e inteligente. Por eso, por ti, Begoña, junto a ti y por todas vosotras». No es una broma, ha sucedido este sábado, en un hito que ya están subiendo al Libro Guinness como Récord Mundial de la Ñoñería. La argentinización de España se completa con un calco de los autohomenajes que se organizaba Cristina K cada vez que la mugre le llegaba a la altura del collar de perlas.
El tiempo ha convertido la poética escena final de Blade Runner, estrenada en 1982, en un pequeño clásico. Agoniza el replicante, encarnado por aquel infravalorado y gran actor que fue el holandés Rutger Hauer. En su último suspiro, tendido bajo la lluvia y con los ojos anegados de melancolía, repasa los mayores asombros a los que ha asistido en su increíble existencia: «Yo he visto cosas que no creeríais. Naves en llamas más allá de Orión. Miré los rayos-C brillando en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser…».
Si el replicante hubiese vivido hasta el 2024, añadiría con voz todavía más emocionada: «…Y vi el amor inmarchitable de Peter y Bego, y viví con el alma en un puño los cinco días de meditación del Querido Líder…».
¡Qué desparrame! Estamos asistiendo a escenas que jamás pensamos que viviríamos, pero que son posibles porque el personaje ha convertido la política española en una ópera bufa solo para intentar solventar sus problemas particulares.
Las agrupaciones locales del PSOE han cazado paisanos a lazo para rellenar los buses rumbo a Ferraz para pedir en manifestación que el caudillo reconsidere sus dudas y mantenga sus manos providenciales sobre el timón de la nación de naciones. Los ministros y ministras del gabinete más grande de Europa –solo en tamaño– compiten por ver quién suelta la loa más jabonosa en los juegos florales de adulación al timonel meditabundo. El ministro de Justicia y el ministro Marlaska, que es juez, le sacuden unos sopapos dialécticos al magistrado que ha tenido la osadía de abrir diligencias contra la mujer de Mi Persona (con lo que demuestran que España se parece a una democracia como el ping-pong al tenis).
El PSOE copia la jerga de Puigdemont para señalar abiertamente a los jueces y periodistas disidentes. Los tertulianos del Orfeón Progresista, compungidos y llenos de ira justiciera, empiezan a sugerir que el poder debe meter mano de una vez a la «derecha y la ultraderecha política, judicial y mediática» (léase cargarse la democracia prohibiendo por ley la discrepancia).
Pero cuando parecía que ya no se podía dar más espectáculo en la verbena del culto al líder, aparece el Pericles del Bocho, el simpar Pachi López, que ha encontrado un nuevo frente para sacudirle a la oposición: el luciferino PP no sabe respetar el amor, se chotea de la efusión conyugal que endulza la entrañable misiva del Querido Líder a la ciudadanía. «Hacen burla de algo que mueve millones de corazones, que es el amor. Aunque pueda parecer algo cursi o ridículo, eso también mueve las conciencias de la gente, menos en alguien que tenga un corazón de piedra», lamenta el buen López, el mismo Buda que solo unas horas antes lanzaba el más crudo «¡no pasarán!».
¡Ay, esa diabólica derechona de sensibilidad pétrea! Viles corazones de hielo y hiel, que desdeñan la lírica del Petrarca de la Moncloa cantando lindezas a su Laura.
Si esto continúa degenerando –y lo hará–no descarten una aparición de Pachi en el balcón de Ferraz disfrazado de juglar, con un laúd en una mano y un chistu identitario en la otra, presto a entonar las cantigas del amor de Peter y Bego. Una mirada acuosa, preñada de afecto por el ausente, empañará las gafas-pasta de Bolaños. Lágrimas de plata progresista rodarán por los carrillos compungidos de Marlaska, Pili Alegría...
Mientras, agolpada ante las pantallas de la fachada de Ferraz, una multitud de «progresistas» desasosegados entonan el bolero Contigo aprendí, de Armando Manzanero, en homenaje a la formación ética de la primera dama a la sombra del líder providencial.
En una democracia más madura tal vez se tocaría el Rock de la cárcel de Elvis. Pero aquí los desvaríos narcisistas del personaje han rebajado la política a cinco días de puro astracán, que resultaría cómico si no fuese porque puede suponer el preludio de la entrada en acción de la trituradora de libertades.
En la esperanza de que llegue hasta las soledades de tu retiro, te mando, querido Pedro, una idea para la próxima «carta a la ciudadanía». Es un plagio. Pero vaya, como la tesis, tú ya sabes: «¿No es cierto, Bego de amor, que en esta apartada Moncloa más pura la luna brilla y se respira mejor?».