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El puntalAntonio Jiménez

Pedro «El Benefactor» reclama adhesiones inquebrantables

Con la misiva a la ciudadanía, ha demostrado que mientras se aleja de los estándares democráticos, emula cada vez más a los autócratas populistas y dictadores bananeros como el dominicano Rafael Leónidas Trujillo, un manipulador que durante más de treinta años se mantuvo en el poder

Esto es lo que va a ocurrir. Hoy sábado muchos socialistas de carné y nómina ligada a la continuidad del Benefactor en la Moncloa, jaleados por ZP, el amigo y defensor del sátrapa venezolano Maduro, y acarreados en autobuses hasta Madrid desde distintas agrupaciones de España, como en las grandes citas del franquismo en la Plaza de Oriente, recalarán en las inmediaciones de Ferraz para expresarle su apoyo incondicional e inquebrantable y pedirle que no se vaya.

Dentro de la sede socialista, el Benefactor en espíritu, no estará físicamente, arropado por el Comité Federal, no se cansará de escuchar alabanzas y elogios a su persona y a su esposa, injustamente tratados por esa jauría de extremistas de la derecha, según «Gracita» Bolaños, que conforma la oposición, la prensa crítica y los jueces que vienen conspirando desde la noche de los tiempos para sacarlos de la Moncloa.

No aceptan que el Benefactor lidere un gobierno de progreso y se han conjurado para echarlo del poder al que él no tiene ningún apego, según dice en su carta abierta de amor y odio, ajeno a las carcajadas escuchadas desde Trafalgar a Finisterre por tamaña trola de dimensión estratosférica.

Prietas las filas, recias marciales, en el Comité y oídas «ad nauseam» adhesiones y panegíricos, el Benefactor habrá tomado nota y su espíritu dejará Ferraz camino de Moncloa zumbándole los oídos por el griterío de la entusiasta y agradecida concentración externa pidiéndole, «Pedro quédate», para evitar que sus nóminas peligren y el muro se desmorone posibilitando que la peligrosa extrema derecha patria dinamite los logros de su presidencia, que según subrayó en la irresponsable misiva del jueves, han supuesto la regeneración democrática de España, otra fake más de su inagotable cosecha de embustes.

Ya no tendrá que seguir deshojando la margarita ni reflexionar un segundo más. Le han convencido y se queda. Nunca dudamos que seguiría porque el Benefactor jamás albergó, ni en sus más horribles pesadillas, la posibilidad de tener que hacer las maletas, abandonar la Moncloa y dejar el Falcon. Sería un disgusto de imposible digestión.

La carta con el amago de dimisión fue otra pirueta estratégica más de este político tóxico que preside el Gobierno de España, sustentado por minorías de comunistas, independentistas y bilduetarras, y devenido en un autócrata populista sin escrúpulos que busca irresponsablemente la división y el enfrentamiento entre los españoles, mientras trata de ocultar las corrupciones que afectan a su partido y su entorno culpando de la situación a la extrema derecha por no asumir la legitimidad de su Ejecutivo.

El lunes, tras ganar el plebiscito propuesto en su escrito de varón enamorado y herido entre los suyos y sus socios Frankenstein, el Benefactor anunciará que sigue al frente del Gobierno, proclamándose como el valladar infranqueable que España necesita para impedir que la ultraderecha llegue al poder.

Y ahí empezará el declive definitivo de nuestra democracia abocada a convertirse en un régimen iliberal populista, homologado por el Grupo Puebla, donde el Benefactor y su banda harán todo lo posible desde el Congreso, con la complicidad de las instituciones y organismos públicos asaltados y controlados, por silenciar a la prensa crítica y acogotar a los jueces independientes.

Se avecinan tiempos difíciles para la libertad que exigirán una pulsión rebelde de la sociedad que no esté dispuesta a aceptar que los medios críticos con el sanchismo y la judicatura sean controlados y amordazados por cuestionar el proceder impresentable y reprobable en democracia, contrario a la ética y a la estética y veremos si también a la ley, de la mujer del Benefactor haciendo negocios a su sombra y beneficiando con contratos públicos a empresas vinculadas con su actividad profesional.

El Benefactor Sánchez, con la misiva abierta a la ciudadanía, ha demostrado que mientras se aleja de los estándares democráticos, se acerca y emula cada vez más a los autócratas populistas y dictadores bananeros como el dominicano Rafael Leónidas Trujillo, conocido por ese apodo de «El Benefactor», un manipulador de conciencias que durante más de treinta años se mantuvo en el poder en República Dominicana y seguramente tampoco le tenía apego, como Sánchez. Si nada de lo escrito anteriormente se cumple el lunes porque el Benefactor decide dimitir, ojalá que así fuera, ni muchos de ustedes, amables lectores lo van a lamentar ni me lo van a reprochar, ni quien suscribe dejará de celebrarlo por más que tenga que excusarme por haber errado el vaticinio. Pero, sinceramente, no caerá esa breva.