Bieito, el primero de la lista
Si Bieito Rubido es derrotado después de sufrir la primera amenaza pública del PSOE, los derrotados serán también los periodistas paniaguados, los periodistas del pesebre, que hoy aplauden la coacción y las amenazas al periodismo libre
El primer periodista afectado y amenazado por el punto y aparte de Sánchez ha sido el Director de El Debate, Bieito Rubido. Para la banda del falso llorón, El Debate es un «pseudomedio» ligado al PP. Un «pseudomedio» que leen cada día más de 1.500.000 personas, de todas las procedencias sociales y políticas. El ministro Puente, el matón de Pucela, se ha sumado a la amenaza a Bieito Rubido por medio del insulto. Me honro, aún más que ayer, de ser columnista del periódico digital que dirige el primer periodista amenazado por el punto y aparte, prueba irrefutable de que nuestro digital les pica a los de banda en los perendengues como avispas asiáticas. Ya quisieran los de la banda del punto y aparte dominar en un periódico digital con más de 1.500.000 de lectores diarios y en aumento. Tenemos, sus articulistas y redactores, la garantía más luminosa que pueden disfrutar los que nos dedicamos a estas cosas. La libertad plena para exponer nuestras opiniones e informaciones. Siendo un periódico perteneciente a una potente institución cercana e inmersa en el cristianismo. Cuando nos hemos visto obligados, por rigor histórico, a criticar con dureza la actitud de algunos prelados y sacerdotes vascos de los tiempos del plomo etarra, mucho más proclives a pastorear a los lobos que a las ovejas, hemos gozado de la libertad para calificar sus acciones y omisiones. Todo ello gracias a Bieito Rubido, el director, a Luis Ventoso, el director adjunto, y a Ramón Pérez-Maura, el director de Opinión del llamado «pseudomedio» ligado al PP y respetuoso con Vox. Y con tantos colaboradores venidos de las izquierdas que piensan y desean ser libres y soberanos en los espacios que les reserva la empresa editora.
Cuando, ¡aquellos años! Guillermo Luca de Tena, el viejo Patrón de ABC, me llevó, con Luis María Anson de director, a escribir en el diario monárquico y centenario de la calle de Serrano, en tiempos de penurias económicas, puse a prueba la libertad enviando unos versos en los que criticaba la incomprensible situación financiera de Prensa Española. Se enfadaron conmigo todos los pelotas de ABC, mientras Guillermo Luca de Tena me llamaba para felicitarme por mi osadía. Guillermo, con sus decisiones, salvó el ABC, defendió a su director y finalmente llegó a un acuerdo con el Grupo Correo, un excepcional grupo periodístico especializado en los periódicos provinciales que no supo interpretar el significado de ABC en la sociedad española. ABC fue siempre un periódico militante, que no ocultaba su militancia en defensa de España, el humanismo cristiano, la Corona y la libertad. Y fue Bieito Rubido, en su larga etapa de director de ABC, el que recuperó su forma de ser, su paisaje y su grandeza.
Se trata de un inteligente gallego sosegado. Representa su carácter la trinchera enfrentada a la irascibilidad y la inseguridad de muchos directores de medios. Para colmo, es un director que sabe escribir, y desde su calma usa la ironía y el buen gusto en sus críticas, por contundentes que sean. Me enorgullece ser columnista de El Debate. Y más aún, si es el primero de los directores de medios de comunicación amenazado por la poderosa banda del punto y aparte del falso llorón. Creo que, por fortuna, todavía no hemos llegado a padecer el socialismo de Largo Caballero, que fue un socialismo asesino y soviético. Pero ahora se mata sin necesidad de armas y balas. Un Estado en manos de un iluminado psicópata que se ha adueñado de casi todas las instituciones democráticas, puede terminar con cualquiera, caprichosamente, sin necesitar de romper las nucas a traición. De eso saben mucho los socios etarras del llorón enamorado. El Estado en manos del sectarismo y la ausencia de escrúpulos es invencible. Y si Bieito Rubido es derrotado después de sufrir la primera amenaza pública del PSOE, los derrotados serán también los periodistas paniaguados, los periodistas del pesebre, que hoy aplauden la coacción y las amenazas al periodismo libre.
Y el que escribe también padecerá la derrota. Pero llegados a ese punto, escrito sea con el respeto que merecen los que amenazan, me la refanfinfla. «El que amenaza también está en peligro».
Cuenta, querido Bieito, con la modesta fuerza de este escudero.