España, república bananera
¿Qué titular creen ustedes que darían medios del mundo entero a una ruptura de relaciones diplomáticas entre España y Argentina? Pues no distaría mucho de algo como «La acusación de corrupción a Begoña Gómez lleva a la ruptura de relaciones entre España y Argentina». Es decir, el mundo entero sabrá que la mujer de Sánchez es sospechosa de corrupción
La degradación de la vida política española ante el mundo es cada vez mayor. España promueve el reconocimiento del Estado de Palestina sin conseguir apoyos significativos y al final no podrá hacerlo hoy, como se había anunciado, porque el Departamento de Estado norteamericano se ha opuesto. Menos mal que Napoleonchu dijo en Washington que esto se iba a hacer porque Estados Unidos no tiene voz en esa decisión y que no había tratado de ello con «mi amigo Tony Blinken» que le miraba impávido. Cómo me gustaría saber la verdad de aquella reunión en el despacho del secretario de Estado.
España negocia el futuro de la relación de Gibraltar con la UE permitiendo la participación en igualdad de condiciones al ministro principal de la colonia. Mantiene en secreto todo lo que se habla y, en esta hora, se ha quedado colgada de la brocha porque los propios británicos se han dado cuenta del peligro que tiene para Gibraltar el acuerdo que ellos mismos estaban avanzando.
España ha conseguido alinearse con los genocidas de Hamás, con los regímenes populistas de Hispanoamérica, con lo peor de cada casa. Y ahora Napoleonchu amenaza con romper relaciones diplomáticas con Argentina. No con Guyana, ni con Bolivia. Nada menos que con la República Argentina. A Napoleonchu debieron regalarle la oposición de diplomático en una tómbola. Como bien explicaba ayer Almudena Martínez-Fornés en estas páginas, un Gobierno que no ha hecho ni la más mínima protesta contra las numerosas agresiones verbales e insultos que han proferido contra el Rey de España en los últimos años presidentes como el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el venezolano Nicolás Maduro o el colombiano Gustavo Petro, quiere ahora romper relaciones con un país como Argentina por un ataque –muy criticable, no lo discuto– a la mujer del presidente que es una ciudadana privada. Al Rey no se le defiende. A Begoña Gómez sí. Con artillería pesada.
Y si España rompe relaciones ¿a quién va a encargar la representación del mas de un millón de españoles que viven en Argentina. El consulado en Buenos Aires es probablemente el mayor de España en el mundo. ¿Le vamos a encargar a Suiza que represente nuestros intereses? O tal vez a Cuba o a la Colombia de Petro que también ha roto relaciones diplomáticas. Qué brillantes ideas tiene este Gobierno.
La inteligencia política que tantos atribuyen a Sánchez me parece que queda bastante cuestionada con este movimiento. No aprende. En España el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada no había dicho ni una palabra de la presunta corrupción de Begoña Gómez hasta que Sánchez salió del Congreso con la cara desencajada y anunció cinco días de vacaciones. Y la crisis fue resumida por medios de comunicación del mundo entero como el resultado de la investigación a la mujer del presidente por corrupción. ¿Qué titular creen ustedes que darían medios del mundo entero a una ruptura de relaciones diplomáticas entre España y Argentina? Pues no distaría mucho de algo como «La acusación de corrupción a Begoña Gómez lleva a la ruptura de relaciones entre España y Argentina». Es decir, el mundo entero sabrá que la mujer de Sánchez es sospechosa de corrupción. Y en un caso sin parangón en el Occidente democrático, se rompe relaciones diplomáticas. Insisto. Esto ya sólo ocurre en las repúblicas bananeras