Castillo de naipes
¿Se le han acabado los trucos a Pedro Sánchez? Es aventurado llegar a esa conclusión porque, con el fin de mantener el poder, desde que aterrizó en el Gobierno ha promovido actuaciones inimaginables en la figura de un primer ministro
He vuelto a ver 'House of cards', la serie de televisión que fascinaba a Iván Redondo y que puede haber inspirado el famoso retiro de cinco días del presidente –¿habrá regresado el antaño asesor estrella a la Moncloa?–. Mi objetivo es intentar desentrañar la próxima decisión que pueda tomar Pedro Sánchez. En la cinta que, de forma magistral, protagoniza Kevin Spacy, las mentiras están a la orden del día. No es una sorpresa, son un clásico en la acción de este gobierno. Los enredos y golpes electoralistas para mantener movilizados a los propios, aunque lleguen a comprometer asuntos de Estado, ya se han usado. Con éxito, no hay más que ver los ríos de tinta, minutos de tele y dosis de polarización extraordinaria que le ha reportado el reconocimiento de Palestina. Y, con la añazaga de la amenaza del retiro ya probada y con buenos réditos en las elecciones catalanas, ya sólo quedan las pruebas falsas colocadas estratégicamente para comprometer al adversario y la violencia física, hasta llegar al asesinato. Honestamente, aunque pudiera disponer de buenos contactos en las cloacas, ni se me pasa por la cabeza que nuestro presidente pueda ir por ese camino.
¿Se le han acabado los trucos a Pedro Sánchez? Es aventurado llegar a esa conclusión porque, con el fin de mantener el poder, desde que aterrizó en el Gobierno ha promovido actuaciones inimaginables en la figura de un primer ministro. Ha pactado con todo aquel que quiere destruir la democracia y la Constitución, ha criminalizado la acción de su propio partido avalando una Ley de Memoria auspiciada por los herederos de Batasuna, ha modificado unilateralmente la posición estratégica de España en el mundo, está a punto de reconocer que los tribunales han impuesto condenas por delitos políticos aprobando en el Congreso la Ley de Amnistía, ha colonizado las instituciones y, para remate, su acción de gobierno, al menos en esta legislatura, es una hoja en blanco. ¿Puede sorprendernos con algo más, a las puertas de unas elecciones que van a retratarle? No tiene ya muchas opciones, pero no lo descarto, en absoluto. Se ha reinventado en un sinfín de ocasiones desde que se convirtió en secretario general del PSOE.
Debemos estar preparados para cualquier estrambótica sorpresa de aquí al próximo 9 de junio. Necesita huir, como sea, de la sombra que sobre él proyecta la imputación de Begoña Gómez porque ella, que mucho tiene de la ambición del personaje que encarna Robin Wright, es la que mejor le conoce, la que sabe de todos sus secretos. Es la que puede acabar con él. Si Redondo y Sánchez han llegado al final de 'House of cards' –doy por sentado que el asesor lo ha hecho– habrán llegado a la misma conclusión. Aunque, en este caso, la historia se repita para la protagonista en forma de tragicomedia. Por cierto, la traducción del título al español es Castillo de naipes. Dado el estado de nervios que traslucía el presidente en su última comparecencia en el Congreso, es obvio que contempla la posibilidad de que su obra se desmorone con un mero soplo de viento. Siempre le quedarán las productoras de televisión para contar sus peripecias. A menos que sean inconfesables.