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HorizonteRamón Pérez-Maura

Mienmano

Cambie usted el apellido Guerra por el de Sánchez, salpimentado en alguna oración con el de Gómez, y a nivel de prácticas cuestionables en las actividades de la familia, entonces del vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE y hoy del presidente del Gobierno y secretario general, nada ha cambiado

Ya sabemos que la historia tiende a repetirse. Unas veces como tragedia y otras como farsa. En estos días me acuerdo mucho de mi admirado y llorado Antonio Burgos, columnista que fue enseña del ABC de los Luca de Tena. Con su gracejo andaluz fue capaz de ser el más certero diseccionador de la corrupción de un PSOE al que ahora vemos con simpatía porque lo de que «A España no la va a reconocer ni la madre que la parió» era un simple maquillaje comparado con la voladura de las instituciones que está perpetrando Pedro Sánchez. Pero las corrupciones que se empiezan a percibir en el entorno familiar ya tenían un precedente en el propio Alfonso Guerra.

Hace nada menos que 34 años, Antonio Burgos publicaba en ABC el 18 de abril de 1990 una columna titulada «Mienmano» al hilo de los beneficios que se llevaba Juan Guerra, el hermano del vicepresidente del Gobierno. Beneficios obtenidos exclusivamente por su condición de «hermano» y gestiones que hacía desde un despacho en la Delegación del Gobierno en Sevilla. Simulando una entrevista con «El Loco de la Colina» Juan Guerra decía:

«Mienmano estaba enterao de tó lo que yo hacía en el despacho, Juan, veme a por café, Juan, que sea corto de café, Juan a ver si ha llegáo el Hola desta semana, que sale Alma, tó legal, además, que tres fiscales han dicho que irle a por tabaco a mienmano no es ná pená, porque mienmano está creando mucha riqueza, y hay que repartirla, ¿y qué quiere la derecha?» (…) «Nosotros pasamos mucha necesidá y quieren que la sigamos pasando ahora, pero san equivocáo, porque yo soy dizquierda ¿no?, y no soy como man pintao, porque tres fiscales han dicho que no hay ná pená, y porque la derecha sí que trinca, lo que pasa es que no quieren que los que somos dizquierdas trinquemos, pero san equivocao…» (…) «a mí man tomao porque como mienmano es tan grandísimo, no se puen meté coné, pero mienmano no mueve ni un déo, porque sabe que a la derecha no la engañan los fiscales, y que lo van a votar los privilegiados…» (…) «mienmano ma dicho que hay que repetí lo de la derecha, lo de los fiscales, lo del Pepeá y lo de los comunistas. ¿A usted no le ha dicho lo mimmo? Que se entere la gente, que tres fiscales van a votar a mienmano porque ha creáo mucha riqueza pá la derecha y hay que repartí, y esto sacabará cuando laselecciones…»

Espeluzna ver qué poco ha cambiado España en 34 años. Cambie usted el apellido Guerra por el de Sánchez, salpimentado en alguna oración con el de Gómez, y a nivel de prácticas cuestionables en las actividades de la familia, entonces del vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE y hoy del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, nada ha cambiado. Solo que entonces en el segundo escalón del Gobierno y el PSOE, y hogaño en el primero, que además es el único.