Romance de la empresaria
Pero un día… pero un día/ Fue sorprendida y pillada,/ Y un juez le mandó un papel/ Que decía «investigada»,/ Y su marido encerróse/ En su Moncloa adorada/ Para meditar con ella/ Si se iba, o se quedaba,/ Y claro está, decidió/
Quedarse como si nada
Ella llevaba las cuentas
De las paternales saunas
Con precisión, con detalle
Y honradez inmaculada,
Y sin faltar, cada noche
Le presentaba la caja
A Sabiniano, su padre,
Empresario de gran fama
En húmedos territorios
Inspirados en Finlandia.
Ricas maderas del norte,
Piscinas de limpias aguas,
Menos toallas que pompis
Y más pompis que toallas.
El negocio era un ejemplo
De pulcritud y eficacia,
Y ya todos le decían
«Begoña, la catedrática».
Por casualidad, un día
Su esposo, una mente clara,
Titán de la resistencia,
Ariete de la constancia,
Se convirtió en presidente
Más que por votos, por trampas,
Más que por votos, por pactos,
Más que por votos, por dádivas
a todo lo antiespañol
en presidente de España.
Y ella pasó de cajera
De su padre, de empleada,
A impulsora de negocios
Y protectora de África
Con el apoyo y el mimo
Del marqués de la Romana,
El Instituto de Empresa,
«Air Europa», alguna cátedra,
Y su amigo Barrabés,
Y Mojamé en la retranca.
Pero un día… pero un día
Fue sorprendida y pillada,
Y un juez le mandó un papel
Que decía «investigada»,
Y su marido encerróse
En su Moncloa adorada
Para meditar con ella
Si se iba, o se quedaba,
Y claro está, decidió
Quedarse como si nada.
Pero desde que Begoña
Destacó como empresaria,
Al marido le han crecido
En las patillas las canas,
Se la ha agrietado la piel,
Se le han puesto de corbata,
Y al final, que no está cerca
Porque el PP no se aclara,
Llegará cuando se sepan
Las cositas que hoy se tapan.
Con lo bien que estaba ella
Cuadrando la rica caja
De los floridos negocios
De las saunas sabinianas.
Es muy chocante crecer
Como eficaz empresaria
Siendo la mujer del hombre
Que está destrozando España.
De las paternales saunas
Con precisión, con detalle
Y honradez inmaculada,
Y sin faltar, cada noche
Le presentaba la caja
A Sabiniano, su padre,
Empresario de gran fama
En húmedos territorios
Inspirados en Finlandia.
Ricas maderas del norte,
Piscinas de limpias aguas,
Menos toallas que pompis
Y más pompis que toallas.
El negocio era un ejemplo
De pulcritud y eficacia,
Y ya todos le decían
«Begoña, la catedrática».
Por casualidad, un día
Su esposo, una mente clara,
Titán de la resistencia,
Ariete de la constancia,
Se convirtió en presidente
Más que por votos, por trampas,
Más que por votos, por pactos,
Más que por votos, por dádivas
a todo lo antiespañol
en presidente de España.
Y ella pasó de cajera
De su padre, de empleada,
A impulsora de negocios
Y protectora de África
Con el apoyo y el mimo
Del marqués de la Romana,
El Instituto de Empresa,
«Air Europa», alguna cátedra,
Y su amigo Barrabés,
Y Mojamé en la retranca.
Pero un día… pero un día
Fue sorprendida y pillada,
Y un juez le mandó un papel
Que decía «investigada»,
Y su marido encerróse
En su Moncloa adorada
Para meditar con ella
Si se iba, o se quedaba,
Y claro está, decidió
Quedarse como si nada.
Pero desde que Begoña
Destacó como empresaria,
Al marido le han crecido
En las patillas las canas,
Se la ha agrietado la piel,
Se le han puesto de corbata,
Y al final, que no está cerca
Porque el PP no se aclara,
Llegará cuando se sepan
Las cositas que hoy se tapan.
Con lo bien que estaba ella
Cuadrando la rica caja
De los floridos negocios
De las saunas sabinianas.
Es muy chocante crecer
Como eficaz empresaria
Siendo la mujer del hombre
Que está destrozando España.