Sánchez eternizará lo inviable sin elecciones
La situación es inviable pero nadie de esa coalición de intereses que votó la investidura de Sánchez está dispuesto a dejarlo caer ahora que su extrema debilidad le hace más maleable y pastueño ante cualquiera de las reivindicaciones
Tras la cuarta derrota socialista en las urnas en unos comicios celebrados en toda España, como han sido las elecciones europeas, Emiliano García Page, crítico con los malos resultados del PSOE y con quienes en su partido consideran que es suficiente con sobrevivir a otra victoria clara del PP, apuesta por una convocatoria electoral general, cuanto antes mejor.
Page resume la situación en esta frase: «no hay que tener la voluntad de eternizar lo inviable» y si Sánchez atendiera al interés general y no al suyo propio con parada y fonda de por vida en la Moncloa, debería apelar a la respuesta democrática de los españoles para intentar resolver esta situación de inviabilidad con nuevas elecciones.
La interpelación de Feijóo en el Congreso en ese sentido, utilizando las palabras del presidente castellano-manchego, fue respondida por Sánchez, sin embargo, con la soberbia y el desdén de quien cada día se siente menos concernido por sus continuas derrotas electorales y más convencido de encastillarse en el poder autocráticamente con la complicidad de quienes facilitaron su investidura a costa de dinamitar la igualdad entre los españoles.
Sánchez está decidió a eternizar lo inviable antes que convocar elecciones y dejar de estar sometido al chantaje y las exigencias de sus amnistiados socios «indepes» y bilduetarras a quienes les importa una higa España.
A pesar de lo inviable que resulta por el agravio comparativo que plantea y la carga de desigualdad que supone para el resto de los ciudadanos, Sánchez ha decidido asumir con cargo a los bolsillos de todos los españoles la abultada deuda catalana de 15.000 millones de euros que es, realmente, en lo que consiste condonar-perdonar años de dispendio y descontrol presupuestario de la Generalitat.
El premio a la autonomía derrochadora, cuyos dirigentes fueron condenados por malversar dinero público, que vamos a pagar todos los españoles se completará con un trato fiscal y económico singular ,hecho a la medida de sus exigencias, tal y como ha prometido a ERC Chiqui Montero, esa desatada y arrabalera «sanchista» que pilota la hacienda española con licencia para llamar «cabrón» a alguien del PP desde su escaño.
Page considera muy caro el precio a pagar para que Sánchez mantenga el puesto mientras Moreno, Ayuso y Mazón ya han puesto el grito en el cielo ante lo que supondrá la enésima cesión a Cataluña en detrimento de los intereses ciudadanos de sus respectivas comunidades con el agravante, además, de castigarlas restringiendo su autonomía fiscal para que no puedan rebajar más los impuestos de sus administrados.
Sánchez no sólo cede al chantaje separatista para no perder la Moncloa regalándoles amnistía y privilegios económicos a la carta sino que también le otorga a Puigdemont una «cláusula catalana», consistente en que sólo las iniciativas legislativas que apoye Junts en el Congreso serán de aplicación en Cataluña. Otro torpedo más en la línea de flotación de la solidaridad y la igualdad entre españoles que Sánchez ha decidido disparar a cambio de seguir en el poder y no convocar elecciones. Consiente, en definitiva, que unos españoles coman aparte para comer más que el resto sin importarle las consecuencias.
La situación es inviable pero, efectivamente, se puede eternizar porque nadie de esa coalición de intereses que votó la investidura de Sánchez está dispuesto a dejarlo caer ahora que su extrema debilidad le hace más maleable y pastueño ante cualquiera de las reivindicaciones, exigencias y condiciones que le impongan.
Cuentan además con el favor de instituciones y organismos que conforman el aparato del Estado como un Tribunal Constitucional a medida de sus propósitos y un Fiscal General que socorre desvergonzadamente los intereses de Sánchez en procura de la aplicación de la amnistía hasta conseguir la rebelión de la carrera fiscal contra sus imposiciones. Y eso, a pesar de estar con un pie a las puertas del Tribunal Supremo donde puede terminar inhabilitado por prevaricación después de obligar y utilizar a su subordinada en Madrid para atacar a Isabel Díaz Ayuso en el caso de su pareja.
Esta situación insostenible del Fiscal General del Estado, junto al desprestigio estratosférico del CIS en manos de un Tezanos que ya debería estar procesado, más las investigaciones judiciales a su mujer y a su hermano, sin Presupuestos Generales del Estado, y después de cuatro derrotas electorales en toda España, habrían llevado a cualquier otro dirigente político con sentido de Estado y respetuoso con las formas en democracia a convocar elecciones.
Sánchez, sin embargo, ha optado por la huida hacia adelante subido a su máquina del fango, decidido a acabar con Montesquieu , la prensa libre y hasta con la democracia mientras su Frankenstein parlamentario le exprime a cambio de privilegios por votos.