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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Lady Aviaco, el último icono pop de Pedro

En la ley del embudo sanchista, que Magdalena prevaricara al modificar la partida conocida como 31-L de los presupuestos andaluces para aumentar la cuantía de las ayudas a los falsos parados es una cosa normal

«Aquí tenemos a Magdalena, que ha sufrido el vil ataque de la derecha y la ultraderecha durante muchos años». Así presentó Pedro Sánchez en un mitin en Benalmádena a Lady Aviaco (Magdalena Álvarez, para más señas), una calamidad de ministra que le gustaba tanto viajar que se hizo 444 vuelos gratis de esa compañía cuando era consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía. Quizá por eso, y porque ha sido condenada por prevaricación continuada en el caso de los ERE fraudulentos, Pedro se ha hecho defensor de su causa. Corrupción y estulticia es un cóctel difícil de rechazar por el presidente del Gobierno. En la campaña europea, Pedro la resucitó como víctima de lawfare.

En la ley del embudo sanchista, que Magdalena prevaricara al modificar la partida conocida como 31-L de los presupuestos andaluces para aumentar la cuantía de las ayudas a los falsos parados -muchos de ellos ni desempleados ni na de na- es una cosa normal; que a causa de la mayor trama de corrupción de la historia de España hayan sido condenados dos de los presidentes autonómicos más importantes del PSOE, cosa menor; y que Magdalena haya abandonado la política cubierta de irregularidades, pues eso, ahí donde lo ven, es una injustica suprema. Las Begoñas y las Magdalenas son feministas de pro, auténticos querubines contra los que conspira la derecha ultra en España.

Pero la verdad es otra: Magdalena fue nefasta como consejera y como ministra, insultaba a todo quisque que le intentara cantar las verdades del barquero, pero le tocó la lotería -quizá buscó ese premio- el día que se marchó al Gobierno de España. Porque su sustituto, José Antonio Griñán, que lo único que hizo fue seguir las prácticas de Álvarez, fue condenado a entrar en la cárcel. Quizá, quizá, ella desapareció para que el marrón se lo comiera otro. Es importante recordar que el Tribunal Supremo sentenció que era imposible, como intentó vender la defensa, que la consejera de Hacienda no conociera que «se dispuso de los fondos sin control alguno y al margen de cualquier criterio reglado». Ella lo había olvidado todo. Bueno, ella y otros 21 cargos de la Junta que se sentaron en el banquillo.

Pues ahora esta figura, a la que Zapatero mandó al spa del Banco Europeo de Inversiones para perderla de vista -puesto en el que cobraba 23.000 euros al mes y tuvo que abandonar muy enfadada por la imputación-, puede ser blanqueada por Cándido Conde-Pumpido que, desde el Tribunal Constitucional, se plantea anular una a una las condenas del caso ERE dictadas por la Audiencia de Sevilla en 2019 y confirmadas por el Supremo tres años después. Es decir, el brazo togado de Pedro Sánchez pretende utilizar al Constitucional como tribunal de casación para corregir las sentencias del Supremo, uno de los últimos diques contra el régimen. Una de las magistradas del TC, Inmaculada Montalbán, propondrá a sus colegas la anulación de la condena a la exministra; huelga decir que esa jueza adscrita al sector «progresista» recibió hace unos años la medalla de Oro de Andalucía y ¿quién se la otorgó?: José Antonio Griñán, que también ha presentado recurso al tribunal de garantías. Blanco y en botella…

La buena de Malena tiene notables éxitos en su extensa biografía política, entre otros, los retrasos en la alta velocidad a Barcelona (una precursora de Óscar Puente) o cuando en la gran nevada de 2009 media España se colapsó ante la falta de previsión de la ministra de Zapatero. Pero ella sigue en pie como icono pop de Sánchez. No será porque no nos lo advirtió cuando pronunció su inolvidable «antes partía que doblá». Pura poesía.