Vox renuncia a ser partido de gobierno
Con su incomprensible y arriesgada decisión el líder de Vox ha residenciado, ante la opinión pública, en el PP el complejo problema de los «menas» cuando es Sánchez el máximo responsable del mismo por su inacción
¿No habíamos quedado en que al enemigo no hay que distraerle cuando se equivoca ? Eso sostenía Napoleón y es perfectamente aplicable a situaciones de la cotidianidad. ¿Qué necesidad había de soltar la bomba el mismo día que las portadas periodísticas estaban abocadas a difundir a toda plana la imagen de Begoña Gómez compareciendo ante el juez Peinado?
O Santi Abascal no tiene el don de la oportunidad, que desde luego en este caso no lo ha tenido, o sencillamente confirma con el misil lanzado desde Bambú que su enemigo no es Sánchez sino Feijóo.
Y si Sánchez celebra como una gran noticia para España, así lo dijo, la ruptura de los gobiernos de coalición de PP y Vox en cinco comunidades habrá que pensar mal y concluir que Abascal se ha equivocado de enemigo, de estrategia y de oportunidad.
El mismo día que el vídeo de Begoña en los juzgados rulaba por las redacciones y horas después de que la UCO registrara la Diputación de Badajoz en busca de pruebas sobre el ausente hermanísimo, devenido en acreditado tímido laboral por el nulo palo al agua que viene dando desde que fuera fichado por el organismo público pacense, Santi Abascal decide desviar la atención de los problemas domésticos y políticos de Sánchez ejecutando su órdago a Feijóo. Menudo favor.
Con su incomprensible y arriesgada decisión el líder de Vox ha residenciado, ante la opinión pública, en el PP el complejo problema de los «menas» cuando es Sánchez el máximo responsable del mismo por su inacción y falta absoluta de una política de inmigración tras cinco años en el Gobierno.
Sánchez celebra lo que algunos consideran un «tiro en el pie de Abascal», mientras el egoísmo y la insolidaridad de sus socios nacionalistas y separatistas ha pasado inadvertido tras rechazar la acogida en el País Vasco y Cataluña de algunos de los 347 menores que junto a otros miles se hacinan en Canarias por la desidia y pasividad de quien sostienen en la Moncloa .
Todo lo contrario que Meloni en Italia donde ha reducido un 60 por ciento la llegada de inmigrantes irregulares. Meloni, a la que, por cierto, Abascal ha dado la espalda en el Parlamento Europeo al aliarse con el húngaro Viktor Orbán y cuantos apoyan a Putin en detrimento de Zelenski y el pueblo ucraniano.
Todos los medios y columnistas críticos con Sánchez y el «sanchismo», incluido este en el que me honro en colabora, que apoyan el necesario entendimiento de PP y VOX como la única alternativa posible para desalojarlo del poder, han cuestionado y no han entendido la decisión de Abascal.
Para algunos simpatizantes de Vox, sin embargo, es probable que los equivocados sean todos los medios, los consejeros y altos cargos de Vox, que no están de acuerdo con pasarse a la oposición y dejar los gobiernos de coalición con el PP. Esos díscolos consideran que lo de los «menas» es una excusa infumable para romper unos gobiernos que funcionaban bien y con cierta normalidad.
En la política, supongo que esa es la aspiración máxima del político, se está para ser útil a los ciudadanos y votantes a los que se representa, asumiendo responsabilidades de gobierno y de gestión en las distintas áreas de las administraciones públicas, y no para instalarse eternamente en la oposición y vivir del ruido y la agitación.
Esa situación, cuando se renuncia a ser partido de gobierno para no asumir responsabilidades, puede resultar confortable para los políticos, pero desalentador y muy decepcionante para sus simpatizantes que terminan cansándose de que su voto no sea útil.
Cabe pensar ahora que Vox, ya en la oposición, no facilitará que el PSOE y sus aliados comunistas desalojen de sus gobiernos a los Mazón, Guardiola, Azcón, López Miras y Fernández Mañueco mediante el apoyo de mociones de censura.
Eso resultaría más incomprensible y de imposible justificación que el haber puesto fin a unas coaliciones de gobierno cuya decisión redundará negativamente en las expectativas económicas y sociales de unas comunidades y unos ciudadanos que inevitablemente se verán afectados por la gestión al quedar sus Ejecutivos en minoría. Y así discurrirán los años que quedan de legislatura en esas comunidades salvo que irrumpa otro órdago sustentado en dignidades equivocadas o mal entendidas con honra sin barcos de por medio.