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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

«¿Qué hago, cariño? ¿Qué le digo?»

Diálogos de alcoba a altas horas de la madrugada en medio de la primera ola de calor del julio madrileño

En la madrugada de la primera ola de calor del julio madrileño, una pareja de alta estatura reposa en su lecho conyugal. El colchón es relativamente nuevo, comprado en junio de 2018. El dormitorio es muy amplio y se encuentra perfectamente refrigerado, pues sus inquilinos disfrutan gratis del aire acondicionado. En apariencia ambos dormitan. Pero no es así. El hombre sí duerme, aunque con un sueño inquieto, como si no tuviese su conciencia tranquila. Ella, en cambio, tiene los ojos abiertos como platos y es un manojo de nervios. Finalmente propina un golpecito inquieto a las costillas de su cónyuge, qué se despierta dando un respingo, todavía confuso, delirando:

-¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? Félix, te lo he dicho mil veces: lo que haga falta… cupo, consulta, lo que pidan…

-Ay, ¡Pedro, Pedro! ¡Que soy yo! ¿Estás bien? Despierta, por favor…

-Ah, eres tú. ¿Por qué me has despertado? ¿No sabes que estoy agotado, que necesito descansar? Lo vuestro me está llegando al cuello, me tiene frito, llevaba días sin pegar ojo.

-Oye, guapo, a mí no me mezcles con el barandas de tu hermano.

-Lo que quieras, pero ahora déjame dormir, ¿vale?

[El hombre se arrebuja en su sábana y se gira bruscamente, dándole la espalda a la mujer. Al poco tiempo empieza a roncar suavemente]

-Pedro…

-¿Y ahora qué coño te pasa?

-Pues que estoy agobiada, chico, ¿cómo quieres que esté? Mañana tengo que ir a ver a ese juez, esta vez ya no me puedo escaquear. ¿Qué le digo?

-¿Qué le dices de qué?

-Pues de la cátedra extraordinaria. Y de lo de que le ha cantado Barrabés, eso de que se paseaba por aquí como Pedro por su casa, con perdón por usar tu nombre.

-Pues te atienes a la versión oficial, a lo que yo y mis ministros y ministras ya hemos ido contando en nuestras teles y nuestras radios. Ya sabes lo que hay que decir: ¿Acaso tengo que renunciar a mi carrera profesional por el cargo que ocupa mi marido? ¿En qué mundo quieren meternos la derecha y la ultraderecha?

-Pero es un juez, no una entrevista de tu Intxaurrondo. No es tan fácil. ¿Y si los testigos de la Complutense le dicen al juez que allí me regalaron la cátedra por enchufe y sin mérito alguno?

-Pues chica, vuelves a decir lo mismo, que tenías una trayectoria profesional sobradamente acreditada, un currículo muy importante.

-¿Y las cartas de recomendación?

-Pues nada, que se las hacías a medio mundo, que era una práctica habitual, perfectamente homologada y muy solidaria.

-¿Y si el juez me pregunta por qué acto seguido tu disparaste los contratos con Barrabés y lo inflaste de pasta?

-Pues le dices… uff… yo qué sé… Le dices que estábamos en un momento de emergencia sanitaria, afrontado con éxito por el Gobierno de la coalición progresista, en el que se disparó la inversión pública en todo tipo de empresas.

-¿Y si me pregunta por qué las mayores empresas del país, algunas de ellas multinacionales, me regalaron por la cara un software que no regalan a nadie siendo yo una particular?

-Eso es fácil, le vuelves a decir lo de tu sólida trayectoria.

-Pedro, pero es que tuve un pequeño despiste. Resulta que registré el software a mi nombre…

-Y ahí la cagaste, desde luego. Me tenéis hasta las narices David y tú. Os busqué un curro a los dos. Yo cumplí. ¿Qué os costaba cubriros un poco y no dar el cante con vuestras chorizadas?

-Bueno, pero el mal ya está hecho, lamentarse no arregla nada. Ahora se trata de evitar que ese juez facha me empapele. ¿No puedes hacer algo con tu fiscal?

-Haré lo que pueda, por supuesto, pero no está tan fácil, si me paso todavía más me van a dar el toque en Bruselas, he forzado muchísimo. Lo único que tenemos es que aguantar, porque en última instancia Pumpido lo borrará todo en el TC.

-Ay, Pedro, largo me lo fías…

-Estate tranquila. Tenemos las teles. Inventaremos algún follón de distracción, y la derecha nos echará también una mano con sus pollos habituales. Al final nunca pasa nada. La gente se ha acostumbrado y ya traga con todo. Se decía que los indultos me iban a costar el puesto. Pues ya ves, hasta hice la amnistía, que es peor, y aquí sigo. A ti te han imputado. Y aquí sigo. A mi hermano le han registrado dos veces el despacho. Y aquí sigo. España es progresista, cariño, en realidad podemos hacer lo que nos dé la gana. Y si pasa algo, siempre nos quedarán Cándido y el TC. Además ya estoy con el proyecto de cerrar a los medios chungos que nos dan la brasa.

-Ay, por fin veo al Pedro con el que me casé. Me dejas tranquila. Si llegó a saber esto del TC antes… en vez de una cátedra de chichinabo en la Complutense te habría pedido el puesto de presidenta del Consejo de Estado.

-Todo se andará, cariño, todo se andará. Somos los Sánchez. Somos intocables y somos infalibles. La nueva dinastía que manda en España.