Charanga y pandereta
Como vemos son asuntos de charanga y pandereta: Sánchez no contesta nunca a una pregunta ni en el Congreso ni a los periodistas, salvo que le molen; su señora esposa y su hermano mantienen la interrogación sobre sus acciones; Conde-Pumpido es su hombre de hierro para hacer-deshacer lo que le pida
Mantengo relación por esos mundos con viejos amigos y compañeros cuya amistad se forjó muchas veces a paso de carga, en guerras y otras situaciones no precisamente favorables. Entre ellos hay algunos familiares lejanos, de los que llegan con siglos de sangre compartida. Es un regalo que nos hace el amor a la genealogía. Desde hace tiempo, y cada vez más, me trasladan su preocupación por España, por la situación política en España que ya ha llegado a sus medios de comunicación, se comenta en tertulias políticas, incluso es tema en sus Parlamentos.
Desde los últimos acontecimientos conocidos, a mis buenos amigos y a mis parientes de Hispanoamérica –a los europeos hay que explicárselo de otra manera– les resumo la situación con el primer verso de «El pasado efímero» de don Antonio Machado: Vivimos «la España de charanga y pandereta». Por nada apetecible, por nada trascendente en la vida nacional y sí por moverse las inquietudes presidenciales de Sánchez, como un carrusel, alrededor de sí mismo y de su señora esposa. Se toman la mayoría de las decisiones sólo atendiendo al periplo judicial de una imputada a la que ofende ser igual a todos los españoles.
El presidente Sánchez no contesta, ni aquí ni en sus viajes, a ninguna pregunta sobre el controvertido tema, salvo que se deban a periodistas a sueldo (ellos o sus empresas). Con lo aficionado que es a amenazas y descalificaciones a la oposición durante sus viajes oficiales al extranjero. Las situaciones que atraviesan su señora esposa y su hermano, el ubicuo, que puede trabajar en tres lugares al tiempo: Badajoz, Elvas y Madrid, parece que tienen nervioso al presidente. Es curioso el caso de Begoña Gómez: no sabe por qué está imputada, pero dice que es mentira. Y otra vez calladita ante el juez. Nuevo error.
A Sánchez sólo le alegran las decisiones de su delegado en el Tribunal Constitucional, o tal parece, Cándido Conde-Pumpido, tomadas con el voto de magistrados amigos y compañeros de aquellos políticos condenados por la Audiencia correspondiente y por el Tribunal Supremo y que ya confunden al personal al trasladar a la opinión el alcance de las sentencias del TC, que no borran los hechos. Mientras, todo el mundo busca con un candil los 690 millones de euros que pasaron de los parados a los amiguetes. Y parte están en sus cuentas, en burdeles, en traficantes del menudeo o en el asador de vacas.
La magistrada Concepción Espejel, anota en su voto particular que el TC «ha llevado a dar cobertura legal a una trama criminal perfectamente descrita». Y, según señala, el TC «ha excedido sus competencias invadiendo las que corresponden al TS para la interpretación de los tipos penales, para efectuar el juicio de subsunción y para la valoración de las pruebas». Lo que ya ni sorprende es que Conde-Pumpido defendiera lo mismo que Espejel sobre sentencias del TS en su etapa de fiscal general del Estado. Cambió de opinión y esto, ya sabemos, es progresismo.
Al tiempo del penúltimo episodio bufo –siempre hay uno nuevo– otro tipo ridículo que ya tiene años para no serlo, José Félix Tezanos, contribuye a la imagen de la España de charanga y pandereta. Ha declarado que la oposición «utiliza procedimientos que responden al esquema de la inquisición». ¿Por qué? Porque el Senado, Cámara tan representativa de la soberanía nacional como el Congreso, ha decidido crear una comisión de investigación sobre el funcionamiento y gestión del CIS, organismo que dirige Tezanos y vive gracias al presupuesto público. Lo cómico es que Tezanos sostiene que esta comisión de investigación, propuesta por el PP y apoyada por partidos de la derecha y de la izquierda, atenta contra la división de poderes y trastoca el Estado de Derecho, que es lo que hace su partido, el PSOE, del que se ha declarado orgulloso, un día sí y otro también. Tezanos, además de defender su gestión asegura que el CIS no es una «asociación de adivinos»; ya lo suponíamos por lo poco que acierta.
Para remachar su nula condición de neutral, que sí tuvieron la mayoría de sus antecesores del CIS, Tezanos se ha declarado, una vez más, del PSOE desde joven y ha manifestado su admiración y entrega a Sánchez, personaje que hace historia, y sólo le ha faltado recordar que en su día nombró a su nuera delegada del Gobierno en Cantabria y al cesar la colocó de delegada especial del Estado en el Consorcio de la Zona Franca de Santander. Parece más gratitud que convencimiento.
Como vemos son asuntos de charanga y pandereta: Sánchez no contesta nunca a una pregunta ni en el Congreso ni a los periodistas, salvo que le molen; su señora esposa y su hermano mantienen la interrogación sobre sus acciones; Conde-Pumpido es su hombre de hierro para hacer-deshacer lo que le pida; los magistrados socialistas del TC anulan las sentencias que afectan a sus compañeros de playa; Tezanos, el leal de las encuestas, se queja de que el Senado exista. Necesitamos lo que pedía don Antonio Machado al final de su poema: «Una España implacable y redentora, / España que alborea / con un hacha en la mano vengadora, / España de la rabia y de la idea». ¿Pero existe?