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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Los Sánchez se hacen olímpicos

Con la facundia de algunos nuevos ricos, allá se fueron a París la imputada y el testigo, a pavonearse disfrazados de atletas junto a nuestros deportistas

El Rey, como jefe de Estado que es, representó a España el viernes en la rocambolesca ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2024, acompañado por la Reina. Al monarca Sánchez I de Gómez no debió agradarle no estar allí como gran ‘prima donna’ «progresista» del acontecimiento. Así que se programó su propia visita a París al día siguiente. Hasta ahí, todo normal. Nada cabe objetar a que el presidente de un país acuda a dar ánimos a sus deportistas.

El problema es que el testigo que tendrá que declarar este martes ante el juez se presentó en París de la mano de la mismísima imputada, restregándosela por delante de las narices a nuestros esforzados olímpicos. Begoña, trochándose de risa en todo momento –¿qué le hará tanta gracia?–, no se privó ni de hacerse una foto de grupo con nuestras campeonas de waterpolo, que imagino que no serán todas votantes del PSOE, por lo que más de una se habrá preguntado: ¿Por qué tengo yo que posar con esta tía, que ahora mismo está archi cuestionada en un juzgado, que supone un mal ejemplo público y que no tiene cargo oficial alguno?

Los Sánchez se pasearon por las canchas olímpicas de París con esa facundia un poco hortera que gastan algunos nuevos ricos. Para la ocasión se ataviaron ambos, testigo e imputada, con el polo rojo oficial que visten nuestros deportistas, con la palabra España grabada a sus espaldas. Todo esto sucedía a la misma hora en que los emisarios de este gran patriota español negocian en secreto la ruptura de la caja única en el mostrador de un partido separatista que dio un golpe de Estado contra nuestro país hace solo siete años. Pero nuestro Sánchez es así. Patriota en la piscina del waterpolo y el tatami del judo y feloncillo en la política real, donde por voluntad propia ha elegido como socios a partidos que odian a España y aspiran a desgajarla.

Sánchez I de Gómez subió luego unas fotos y unos mensajitos a X/Twitter, bajo el logo de ¡vamos #TeamEspaña! (nótese el anglicismo papanatas del presidente de un país que cuenta con uno de los idiomas más hablados del mundo, ese que sus socios de cabecera persiguen en dos regiones mientras él hace el avestruz). Sánchez resaltó los valores olímpicos, «respeto, solidaridad y amistad». Los escribió mal, pues son respeto, amistad y excelencia. Pero aún así, están exactamente en las antípodas de los suyos.

¿Respeto? Hablamos de un político que propone levantar «un muro» contra quienes no piensan como él, que insulta a los que votan a la oposición llamándolos «fachosfera». ¿Es respeto darte pote por París paseándote de jiji-jaja con tu mujer imputada sin haber ofrecido jamás la más mínima explicación sobre los hechos que se le atribuyen, más allá de una negación genérica?

¿Solidaridad? ¿Cómo cuál? ¿Como la de un político que la está desmontando en España a golpe de privilegios para unos separatistas de los que es rehén, o con una amnistía que liquida el principio de que la ley es igual para todos?

¿Excelencia? ¿En qué? ¿En la tesis plagiada? ¿En la catarata de trolas? ¿En los chamullos de la primera dama, el hermanísimo y Ábalos? ¿En la recuperación como faro del PSOE de un Zapatero que ha pasteleado hasta el final con la dictadura comunista de Maduro? ¿En la cacería a los jueces y a la prensa crítica? ¿En el borrado de los ERE por el fámulo Pumpido?

Si tuviesen un cierto de decoro y categoría, los Sánchez-Gómez mantendrían un perfil bajo hasta que se aclarase la turbia situación de la seudo primera dama. Si él tuviese auténtica dignidad, habría dimitido el mismo día en que ella fue imputada (o al menos cuando se sumó el hermano Azagra a la fiesta). Y si fuese una persona consecuente, se cuidaría de vestirse con una camiseta de España, porque en su caso hacerlo tiene mucho de sarcasmo.

Pero los Sánchez se mueven en otros parámetros morales. Si por ellos fuera, la corrupción sería deporte olímpico. E igual hasta luchaban por medalla…