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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Un peligro público y un país adocenado

Un cupo catalán al dictado del separatismo que destroza la igualdad entre españoles y un presidente acosando a un juez a querella limpia, pero no pasa nada

Siento decirlo, pero me siento decepcionadísimo con la sociedad de mi país, España, porque al final los pueblos tienen aquello que cosechan y permiten.

Un aventurero de la política está pisoteando principios fundamentales por el puro interés de su ombligo narcisista, llegando al extremo de quebrar el orden constitucional liquidando la igualdad entre españoles. Pero al final, a la hora de la verdad, nunca pasa nada. Tras cierto alboroto inicial, unas cuantas manifestaciones y muchas razonables quejas, el tipo, un gobernante que ni siquiera ha ganado las últimas elecciones, se sale con la suya y hace valer su arbitraria voluntad.

El PSOE está a punto de rubricar con el partido separatista ERC, coprotagonista del golpe de 2017, un cupo catalán que destroza la Hacienda española. Es un acuerdo claramente inconstitucional (salvo cuando opine Pumpido), que premia a los más insolidarios, desleales y manirrotos y que crea una casta de españoles VIP (catalanes, vascos y navarros) y otra de parias del común, todos los demás, que han cometido el error de ser leales con España. Este revolcón, que en realidad supone un cambio constitucional de inmenso calado, nos lo imponen de la noche a la mañana solo para que puedan gobernar Illa y su PSC, que ganaron las últimas catalanas con cinco puntos menos de los que obtuvo el PP cuando se impuso en las generales de 2023. ¿Qué Illa se ha quedado corto? No pasa nada. Se compra el apoyo de ERC con el dinero de todos los españoles, se hace papilla el modelo fiscal, y a correr.

En la misma hora asistimos al insulto a todos nosotros de un presidente que se niega en banda a responder al juez, quien con todo el derecho y lógica lo había llamado a testificar sobre las andanzas de su mujer, imputada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios. No solo rechaza declarar. De propina se pone chulo y moviliza a la maquinaria del Estado para que acose con una querella al magistrado. ¡Cómo se atreve a importunar al sultán! El recado queda claro: la señora Gómez es intocable y todo juez que ose a investigar sus posibles corruptelas será empapelado por el rodillo del poder.

Cupo catalán inconstitucional a la brava por puro mercadeo partidista y un presidente que persigue con querellas al juez que investiga la posible corrupción de su mujer. ¿Qué más hace falta para que estalle una protesta ensordecedora? Si Sánchez puede consumar con éxito todo tipo de tropelías es porque todos hemos fallado un poco:

Ha fallado la sociedad, con un 30% de votantes que le siguen apoyando haga lo que haga, porque lo único importante es «que aquí no gobierne jamás la derecha».

Ha fallado la oposición, con un PP que no se entiende qué más tiene que pasar para que lance una campaña en toda regla y a todas horas exigiendo la dimisión de Sánchez (amén de una gran batería de denuncias en los tribunales y en Bruselas). Un PP que ni siquiera lo ha llevado al Senado para interrogarlo, cuando puede hacerlo. Un PP que con un inmenso poder autonómico tendría que haberse movilizado hace ya meses contra el cupo catalán. En cuanto a Vox, aunque han dado la batalla judicial muy acertadamente en el caso de Begoña, han incurrido en el error de poner más carne en el asador en su guerrita contra el PP que en la urgencia absoluta, que es echar al autócrata. A veces su estrategia parece como si prefiriesen el cuanto peor mejor, que Sánchez complete el destrozo absoluto de España, a ver si en el caos total llega una oportunidad electoral.

Han fallado por supuesto los medios, con unas televisiones rendidas a la izquierda populista y unos periódicos y radios que se llaman a sí mismos «progresistas» y tragan silentes con las cesiones insolidarias al xenófobo y retrógrado separatismo catalán.

Han fallado los intelectuales de fama y predicamento, si es que aún existen, la mayoría instalados en el silencio o en el pellizquito, no vaya a ser que vendamos menos al público de izquierdas, o que el régimen nos dé un toque.

Y por encima de todo ha fallado el gran felón de esta lacerante historia, el PSOE, que sarcásticamente todavía se apellida «español». También han mentido sobre el cupo catalán (la ministra de Hacienda lo negaba con rotundidad hace solo unas semanas). El comité de Ferraz de ayer fue el silencio de los corderos (lo que haga falta, Don Pedro). Sánchez cerró el día llegando tarde a ver al Rey y declarando a la salida que el cuponazo catalán ”es muy bueno para España”.

Un político sin escrúpulos y de discreto apoyo electoral va a dejar a España hecha un cromo en pleno despiste de la canícula. Pero el pueblo español, entretenido en sus tapeos, sus chiringuitos, sus Olimpiadas y sus series y concursos, no está para «aburrirse con la política», o para «dar bazas a la derecha».

Qué pena. Qué inmensa lástima. Un país extraordinario, España, hecho un lodazal institucional solo porque nadie sabe cómo parar a un gobernante fuera de control.

Venezuela no empezó de un modo muy diferente.