Sánchez, el Boris Johnson español
La descripción que Rory hace de Boris es idéntica a la que cualquiera pudiera hacer de Sánchez. «Boris suscribirá, en teoría, lo que sea que le pidas, pero eso no tendrá ningún valor (…) No le dará ninguna vergüenza hacer promesas para ganar y después romper esas promesas para permanecer en el poder»
Recuerdo haber escrito en estas páginas la impresión que me causó ver en 2022 la serie de televisión This England, con Kenneth Branagh haciendo de Boris Johnson durante la pandemia. Fue una serie demoledora en la que se contó con todo detalle la desastrosa gestión de Johnson y su equipo. Una administración de la tragedia que, como se veía en la serie, era perfectamente paralela a la del Gobierno español: llena de mentiras y toma de decisiones equivocadas que tuvieron un alto coste en número de vidas. Claro que en el caso británico, su gestión y las muchas falsedades dichas por el Gobierno acabaron con Johnson en la calle, mientras que para Sánchez no solo no tuvo coste sino que acabó haciendo homenajes a los muertos con ceremonial masónico en el Palacio Real de Madrid y con Salvador Illa premiado con la Presidencia de la Generalidad de Cataluña. Ahora me he encontrado con otro ejemplo de paridad entre Boris Johnson y Pedro Sánchez. Lo he hallado en la pluma de un autor mucho más autorizado que servidor de ustedes.
Recuerdo bien el desayuno del 6 de diciembre de 2014 mano a mano con Rory Stewart en el hotel Al Bustán de Mascate, Sultanato de Omán. Rory presidía entonces un círculo de opinión que nos reunía dos veces al año en algún lugar del mundo. Caí fascinado por su relato de cómo con 27 años, en 2000 había dejado el servicio diplomático para conocer mundo a pie. Dedicó dieciocho meses entre 2000 y 2001 a recorrer buena parte de Irán, Pakistán y los Himalayas indios y nepalíes. Siempre caminando. El comienzo de la guerra en Afganistán le pilló en la zona y durante 36 días cruzó buena parte del país acompañado sólo por su perro. El periplo está bellamente narrado en The places in between (Picador 2004). Este escocés que estudió en Oxford había sido seleccionado un año como tutor veraniego de los hijos del entonces Príncipe de Gales, Guillermo y Enrique, y desde 2010 era miembro del Parlamento por el Partido Conservador por una circunscripción, Penrith and The Border, que está al sur de la frontera entre Escocia e Inglaterra. Estuvo al frente de varios ministerios equivalentes a nuestras secretarías de Estado, con David Cameron y Theresa May, con la que llegaría ser miembro del Gabinete como secretario de Desarrollo Internacional.
Rory acaba de publicar sus memorias de sus años en política (Politics on the Edge. Vintage, 2024) y son de las mejores memorias políticas que he leído en mi vida por la sinceridad del relato y por cómo despelleja sin piedad a múltiples compañeros, contando sus trapicheos y mentiras. Y casi siempre lo hace con razones muy bien argumentadas. Rory fue uno de los múltiples candidatos a la jefatura del Partido Conservador que surgieron cuando Theresa May tuvo que renunciar al no conseguir aprobar el Brexit en los términos en que ella creía adecuados.
La narración de esa campaña electoral interna es fascinante. El favorito fue en todo momento Boris Johnson. Y Rory fue el único candidato que dijo desde el primer día que él nunca serviría en Gobierno encabezado por Boris. Lo conocía demasiado bien. Había sido su secretario de Estado cuando Boris era ministro de Exteriores. Y la descripción que Rory hace de Boris es idéntica a la que cualquiera en España pudiera hacer de Sánchez. «Boris suscribirá, en teoría, lo que sea que le pidas, pero eso no tendrá ningún valor (…) No le dará ninguna vergüenza hacer promesas para ganar y después romper esas promesas para permanecer en el poder» (pág. 350). Yo desde luego no conozco ninguna descripción mejor del proceder político de Sánchez. Pero en realidad es de Boris Johnson, con quien Sánchez tiene en común mucho más de lo que él nunca querría reconocer. Los extremos se tocan.
P.S. Por si le interesa a alguien, Rory fue expulsado del Grupo Parlamentario Conservador por Boris Johnson el 3 de septiembre de 2019 por violar la disciplina parlamentaria negándose a aceptar la ruta trazada para el Brexit. Con él fueron expulsados otros 20 diputados, entre ellos, destacadamente, dos: Kenneth Clarke, miembro de la Cámara desde 1970 y en ese momento el diputado más antiguo, además de haber sido secretario de Justicia, Canciller del Exchequer, secretario del Interior y secretario de Educación y Ciencia entre otras muchas cosas, y Nicholas Soames, diputado desde 1983 y, entre otras cosas, nieto de Winston Churchill. Ambos había apoyado la candidatura de Rory a primer ministro frente a Boris Johnson.