Con Mahoma no se atreven
¿De verdad tenemos que pagar una revista llena de hombres con liguero? Oiga, vístase de mamarracho todo lo que quiera. Pero, por favor, no me lo cobre
La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) –entidad adscrita al Ministerio de Exteriores– y el Ministerio de Igualdad –del que ya sabemos que es la cueva de Alí Babá– han coeditado una revista que tiene como objetivo promocionar la «disidencia sexual». Para ello, para hacer apología de perversiones que nadie ha pedido conocer, han utilizado imágenes de un Jesucristo desnudo y una Virgen travesti, entre otros diseños de dudoso gusto.
Como católico, cotizante y modesto aficionado al arte me parece una vergüenza. No hacen falta adjetivos: es una vergüenza, lo cojas por donde lo cojas.
Si lo tomas desde el punto de vista del creyente, travestir a la Virgen y desnudar a Cristo es una ofensa para el 54,2 % de la población española. Según el CIS (y recurro a él no por convencimiento, sino por usar las mismas métricas que el Gobierno) más de la mitad de los españoles se reconoce católica y seis de cada diez participan en las procesiones de Semana Santa, fecha cumbre del calendario litúrgico.
Si lo tomas desde el punto de vista del cotizante, indistintamente de si reza o no, es una tomadura de pelo. ¿De verdad dos ministerios necesitan destinar parte del presupuesto a una revista llena de hombres con liguero? ¿De verdad es necesario para nuestro país promocionar la «disidencia sexual»? Oiga, sea usted todo lo disidente que quiera. Vístase de mamarracho. Pero, por favor, no me lo cobre. Y menos mientras nos amenazan con subidas de impuestos para costear el pufo catalán.
Por último, desde el punto de vista de la moral es una cobardía evidente. Cada vez que un autor quiere fingirse transgresor (como ocurrió en la inauguración de los Juegos Olímpicos) hace parodia con el cristianismo, cosa que además no es nada original. La pregunta es la de siempre: ¿por qué no hacen lo mismo con Mahoma? Pues porque una de las últimas veces que ocurrió los yihadistas mataron a una docena de personas en el centro de París, entre dibujantes y fuerzas de seguridad. Sirva este caso para recordar que solo hay una religión que hace del amor al prójimo su norma fundamental. Incluso cuando ese prójimo maltrata los pilares más básicos de tus creencias.