Inmigración: no es la extrema derecha
Los resultados de Turingia y Sajonia nos muestran el inmenso fracaso de la izquierda y que en este momento el poder se lo disputan dos partidos: la emergente AfD y la CDU autora de la reunificación alemana
Un estimado amigo, diplomático, me reenvía el breve comentario de otro colega con muy buen conocimiento de Alemania, al hilo de las elecciones del pasado domingo en Turingia y Sajonia. «Pues sí, la cosa se pone complicada en Alemania. Cuando un partido en torno al que se ha puesto un cordón sanitario saca el triple de los votos que los tres de la coalición gubernamental juntos… AfD ha subido un 10 por ciento respecto a las anteriores elecciones en Turingia. Y entonces ya subió un 10 por ciento respecto a las anteriores. ¿Hasta cuándo van a poder mantener esa línea roja? Con un SPD que no sé hasta dónde va a llegar en su caída… Y ¿cómo van a incorporar a cualquier fórmula de coalición al nuevo partido BSW, que en cuatro días se ha colocado con todo ese voto, básicamente con 2 mensajes: política migratoria y rechazo frontal a la política oficial en la guerra con Ucrania?»
El auge en el voto de la formación filocomunista Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), que muestra un rechazo a la inmigración musulmana parejo al de Alternativa por Alemania (AfD), demuestra que es muy fácil lanzar acusaciones de xenofobia como forma de no afrontar el problema. Que es lo que se ha hecho durante décadas desde el SPD y la CDU. La BSW fue creada hace solo nueve meses y ha logrado un 15,5 por ciento en Turingia y un 11,5 por ciento en Sajonia. Aunque se defina a la AfD como un partido de extrema derecha y a la BSW como de extrema izquierda, se podrá acordar que ambos partidos tienen una cosa en común: son partidos en cierto modo insurgentes. Y la suma de esos insurgentes, en Turingia logró el 49 por ciento de los votos y en Sajonia el 42. Quienes hablan de un cordón sanitario contra la AfD tendrán que explicar por qué las políticas antiinmigración de la BSW son mejores que las de la AfD. Máxime cuando el SPD de Olaf Scholz parece haberse caído de la burra al fin. Mucho tiempo dedicados a hablar del cambio climático y muy poco a los problemas que de verdad afectan al día a día de la ciudadanía.
Un tercio de los votantes de ambos estados designaron la inmigración como uno de los principales problemas del país. Hace ya mucho tiempo que es evidente que desde los grandes partidos centrales no se puede ignorar las preocupaciones de la población. Eso abre la puerta del éxito electoral a quien sí habla a la población de los problemas que el votante de a pie sí siente. Porque recordemos que AfD no nació como un partido contra la inmigración, no. Surgió como un movimiento académico contrario a las políticas económicas de la zona euro. Y sucesivos liderazgos de la formación sacaron su discurso del ámbito universitario y lo llevaron a las calles.
Hay que preguntarse también por la simpatía con Rusia, especialmente en Turingia donde hasta el 54 por ciento del censo rechaza el apoyo a Ucrania. Es algo que difiere mucho de otras partes de la República Federal. Pero si a estas alturas, a punto de cumplirse 35 años de la caída del Muro de Berlín, en estados de la antigua RDA sigue habiendo un alto porcentaje de simpatía hacia la Rusia agresora, hay algo que no ha funcionado bien en la reunificación de Alemania.
En todo caso, los resultados de Turingia y Sajonia nos muestran el inmenso fracaso de la izquierda y que en este momento el poder se lo disputan dos partidos: la emergente AfD y la CDU autora de la reunificación alemana.