Anne y Pedro, la foto del año
El dirigente que más ha hecho por la desigualdad de los españoles, aquel que ha excarcelado y aliviado penas a cientos de violadores, va a recibir una distinción de parte de un organismo de la ONU
Emily Charlton, la destronada mano derecha de Miranda en la deliciosa película El diablo viste de Prada, le dice al personaje que encarna Anne Hathaway cuando comprueba que se ha dejado comprar por el poder aquello de «vendiste tu alma el día que te pusiste los Jimmy Choo». Podría recuperar el tenor de esta frase la destinataria del zasca, la genial Hathaway, cuando en unas horas protagonice una foto que tiene hiperventilando a todas las terminales mediáticas y al laboratorio de propaganda de Pedro Sánchez. El presidente recibirá mañana en Nueva York un premio de manos de Anne, que va a tener delante a alguien que no ha necesitado ponerse unos zapatos de lujo para perder todos los principios que dijo respetar cuando aún no había llegado al poder. Bastó con presentar una moción de censura y tener que reunir para sacarla adelante un puñado de votos para traicionar a todo y a todos.
Sujeten sus mandíbulas antes de leer que ese galardón se le otorga a Sánchez por sus políticas de igualdad; no de igual da, como sería razonable. Como lo oyen. El dirigente que más ha hecho por la desigualdad de los españoles, aquel que ha excarcelado y aliviado penas a cientos de violadores, va a recibir una distinción de parte de un organismo de la ONU, al que su amigo y gurú Zapatero inyectó 200 millones de euros cuando era presidente. En recompensa, este organismo, entonces dirigido por Michelle Bachelet, fichó a la simpar Bibiana Aído, ministra de Igualdad, que allí sigue vegetando y cobrando como asesora especial. He de reconocer que aquí echamos de menos sus hallazgos lingüísticos, que nos alumbraron con aquello de «miembros y miembras», un magisterio hoy seguido por todo el Gobierno. Quizá la subvención de Zapatero tenga mucho que ver con que ahora su pupilo vaya a recibir una medalla que es una tomadura de pelo y que manifiesta a las claras cómo fuera de nuestras fronteras se han tragado la impostura de Su Sanchidad, que cambia de piel según sea el ecosistema que habita.
El premio se llama Champion Mundial y lo organiza ONU Mujeres. Mientras la expresidenta chilena Bachelet fue dirigente de este organismo pasó la mano por el lomo, en sendas visitas oficiales, a los dictadores de Venezuela y de China, de cuyo autócrata destacó que había hecho serios esfuerzos en materia de pobreza y derechos humanos. Así que la legitimidad de esta institución para valorar las políticas de igualdad no parece la mejor. La instantánea de la estupenda actriz norteamericana y el presidente que «está muy bueno» nos la restregarán mil veces y nos recordará que mientras nuestro país padece su época más negra desde el punto de vista democrático, institucional y social, el culpable de todo ello es visto en buena parte del mundo como un campeón de la igualdad, un «freno para la ultraderecha» y un líder progresista.
Con dinero público, y ayudado por la desinformación y el disimulo, este impostor ha conseguido esconder ante la opinión pública mundial que está encamado con un prófugo de la justicia xenófobo y ultra, que ha enfrentado como jamás en nuestra historia a media España contra la otra media, que ha colonizado todas las instituciones, que practica el sectarismo y el intervencionismo contra la prensa libre, que tiene a su mujer y a su hermano imputados por feísimos asuntos y que no puede legislar porque es el presidente con menos apoyo social de la democracia. Pero en la sociedad líquida e insustancial que sufrimos, una foto con una estrella de Hollywood es tan «supermegaguay» que lo demás no importa.
Ya lo ha escrito con su habitual chispa en las redes sociales Óscar Puente: «Dios mío, esta foto con Anne no sé si lo va a superar Feijóo». Qué descacharrante, qué ingenio el de este hombre. Una sugerencia para el ministro de Transportes: haga reproducir la imagen de su jefe en Nueva York con la legendaria Anne y distribúyala entre viajeros varados horas y horas en los trenes que usted no arregla. Se sentirán muy reconfortados.