Con Israel
Israel es una democracia, y los territorios palestinos no. En Israel se vive en libertad, y en Gaza y Cisjordania no. Israel respeta los derechos individuales, y en los territorios palestinos no. Israel protege a los civiles, y los líderes palestinos los usan como escudos humanos
La semana pasada tuve la suerte de atender una charla de Mosab Yousef, hijo de uno de los fundadores de Hamás, organizada por la Fundación NEOS. Tras conocer su historia y su valentía (animo a todos a que lean y escuchen alguna de sus entrevistas), y cerca de cumplirse un año de la matanza del pasado 7 de octubre, he decidido por fin lanzarme a escribir, en un artículo más largo de lo habitual, sobre el siempre espinoso tema de Israel y Palestina.
Empecemos por el final. El 7 de octubre del año pasado se produjo la mayor matanza de judíos desde el Holocausto. Hamás envió a varios miles de terroristas a invadir Israel y, sin ninguna piedad, mataron a más de 1.100 personas, violaron a centeneras de mujeres, asaltaron hogares aniquilando a todo el que había dentro, masacraron un festival de música e, incluso, llegaron a quemar bebés. Por si fuera poco, se llevaron a 250 rehenes, de los cuales cerca de 100 siguen desaparecidos a día de hoy.
A todos los que se manifiestan en contra de Israel y su incursión en Gaza, pregunto: ¿qué se supone que debía haber hecho la nación judía como respuesta a esa brutalidad? ¿Qué respuesta consideraríais vosotros justificable? Israel, como cualquier otra nación soberana, tiene el derecho y la obligación de defender a sus ciudadanos. ¿Cuál era la alternativa a entrar en Gaza y tratar de erradicar a Hamás? ¿Dejar que Hamás siga operando, acumulando armas y planeando futuras masacres? ¿Qué se debe hacer cuando Hamás, deliberadamente, se esconde en colegios y hospitales, usando a sus propios civiles como peones prescindibles?
Hay quien justifica las matanzas de Hamás por la situación de supuesta represión que viven los palestinos, que «nos les deja otra salida» que la violencia. ¿De verdad? ¿De verdad hay justificación para violar mujeres y matar bebés? ¿De verdad hay justificación para invadir comunidades civiles, entrar en casas de familias inocentes y exterminarlas?
Hay otros, más sensatos, que condenan las acciones del 7 de octubre, pero defienden a los palestinos por razones históricas. El repaso histórico a las raíces del conflicto me parece muy interesante, pero pienso que seguir echando la vista atrás 80 años es inútil, y no hace nada por resolver el problema aquí y ahora.
Pero bueno, repasemos la historia. Se dice que Israel ha «robado» las tierras que legítimamente pertenecen al Estado palestino. El problema es que el Estado palestino nunca ha existido. Esas tierras fueron parte del Imperio Otomano y, tras su caída al final de la I Guerra Mundial, el Reino Unido se hizo cargo de la administración de esos territorios bajo el Mandato de Palestina, hasta el final de la II Guerra Mundial.
Si bien es cierto que había una mayoría de comunidades árabes y musulmanas viviendo en esos territorios, también había muchas judías. En 1947, el Plan de Partición de la ONU ofreció tanto a judíos (los que ya estaban y los supervivientes del Holocausto) como a árabes un Estado propio, pero mientras que los judíos aceptaron y formaron el suyo, los árabes rechazaron la propuesta y optaron por la guerra inmediatamente.
Israel fue atacada el mismo momento de su creación, y de nuevo en el 67 y el 73. Israel ha sufrido dos intifadas sanguinarias. Israel es bombardeada incesantemente desde el sur del Líbano por Hezbolá. En Israel, en los últimos 20 años, caen cohetes todos, todos los días en zonas civiles, disparados desde Gaza. Israel son 9 millones de personas rodeadas de 800 millones que quieren aniquilarles.
La realidad es que Israel no ha impedido la creación de un Estado palestino. La realidad es que ni los propios palestinos ni sus vecinos árabes (históricamente) jamás aceptaron la existencia de Israel. La realidad es que los palestinos, con Hamás a la cabeza, solo conciben la aniquilación de los judíos y de Israel —tanto es así que este expreso objetivo está escrito en la carta fundacional de Hamás. Hay un dicho muy conocido, y muy cierto, que dice que «si Hamás deja las armas, se acaba la guerra, pero si Israel lo hace, se acaba Israel». Ha habido tres grandes mediaciones internacionales para lograr la paz, en Camp David en el 78, Oslo en el 93 y de nuevo Camp David en el 2000. En todas las ocasiones, los que rompieron el acuerdo fueron los líderes palestinos.
La propaganda antisraelí acusa al Estado judío de cometer un «genocidio» y de haber creado un «apartheid». Curioso genocidio, cuando la población palestina viviendo en Gaza y Cisjordania se ha multiplicado casi por 4 en los últimos 40 años, pasando de menos de millón y medio a más de cinco millones de personas. El libelo del «apartheid» también resulta llamativo, teniendo en cuenta que en Israel hay dos millones de ciudadanos árabes, que no solo tienen todas las libertades y derechos de sus compatriotas judíos sino, incluso, más, ya que a ellos no se les exige servir en el Ejército.
Israel se retiró de Gaza en el año 2006, se la entregó a los palestinos y ¿qué ha pasado desde entonces? Pues que la población de Gaza votó a Hamás, quien acto seguido aniquiló a sus rivales políticos de Fatah (la Autoridad Palestina) tirándoles desde los tejados. Desde entonces, Hamás ha dedicado toda su energía y toda la ayuda internacional a construir túneles, comprar armas, atacar a Israel. Han montado sus bases de operación en medio de hospitales y colegios, para usar a los civiles como escudos humanos, y mostrar las fotos de sus previsibles muertes como impactantes armas de propaganda. Da asco.
¿Qué tal si Hamás hubiese dedicado estos casi 20 años de gobierno a la paz, a la reconstrucción, a hacer de Gaza un lugar próspero? Los judíos, unos pobre seres rotos por dentro y por fuera, salidos de los campos de concentración, se asentaron en un desierto y han construido una potencial mundial. ¿Qué ha hecho Hamás estos 20 años en Gaza? ¿Qué ha hecho la Autoridad Palestina en Cisjordania?
Mi defensa de Israel no implica que me parezca bien todo lo que hagan. Por supuesto, hay cosas criticables y condenables en su actuación. Y, por supuesto, el sufrimiento de los inocentes en Gaza es algo que debe romper el corazón a toda persona de bien, defienda el lado que defienda.
Pero analizar el mundo desde la simplista narrativa de opresores vs. oprimidos, y asumir que el que ha tenido éxito siempre oprime y el que no lo ha tenido siempre es oprimido, es erróneo. En este caso, los que oprimen a su propio pueblo son los de Hamás y Fatah. Los que han elegido siempre la violencia son los líderes palestinos. Los que han atacado a sangre fría a Israel, y luego se han escondido como ratas entre civiles, son los de Hamás. El sufrimiento de Gaza es culpa directa de las acciones de Hamás, no de Israel.
La historia es compleja y complicada. Han pasado 80 años y las culpas se entremezclan. Los asentamientos judíos, el retorno de los refugiados palestinos, el estatus de Jerusalén y muchos otros temas son de una complejidad casi inabarcable y de difícil resolución. Pero, aquí y ahora, hoy en día, esta es la realidad: Israel es una democracia, y los territorios palestinos no. En Israel se vive en libertad, y en Gaza y Cisjordania no. Israel respeta los derechos individuales, y en los territorios palestinos no. Israel protege a los civiles, y los líderes palestinos los usan como escudos humanos. Israel es el baluarte de Occidente, y Hamás es el fundamentalismo islámico. Israel quiere vivir, y los líderes palestinos quieren destruir.
Yo estoy con Israel.