Claro, después de...
Tip se situó en una esquina de la barra y comenzó a hablar a voz en grito con nadie, con la nada. Gesticulaba y repetía una y otra vez «¡Pero, pero, pero…es increíble lo que dices!». La mujer picó. Se acercó a Tip. — Señor, está usted hablando solo—; —no, señoría mía. Estoy hablando con mi mujer—; —no veo a ninguna mujer—; —es que estamos separados—
Después de escribir una columna de Zapatero, la naturaleza y el sentido común exigen un texto que mitigue la intoxicación. O que la elimine, definitivamente. Hoy me acuerdo de nuestro maravilloso Tip.
En la travesía de Mosén Femades de Valencia, tenía Tip su bar y oficina. Allí me citó y allí lo encontré, hablando un idioma que se había inventado y que dominaban también los camareros del local. —Mira, esa señora que acaba de entrar va a picar—. Tip se situó en una esquina de la barra y comenzó a hablar a voz en grito con nadie, con la nada. Gesticulaba y repetía una y otra vez «¡Pero, pero, pero…es increíble lo que dices!». La mujer picó. Se acercó a Tip. — Señor, está usted hablando solo—; —no, señoría mía. Estoy hablando con mi mujer—; —no veo a ninguna mujer—; —es que estamos separados—. Y la señora abandonó el bar un tanto asustada.
—Eso le pasa por cotilla e indiscreta—. Era así. Imprevisible, genial, único. Manolo Summers y Manuel Ruiz-Castillo le convencieron para que escribiera el guion de una película. Tip, inesperadamente, lo escribió. Y los tres fueron convocados al despacho del productor. El productor, es decir, el capitalista privado —ahora el productor somos los contribuyentes—, se había reído mucho con el guion, pero quería negociar una parte de lo escrito por Tip porque le parecía un disparate. Mes de julio. Calor tórrido. Summers, Ruiz Castillo y el productor aguardaban a Tip. La secretaria accedió al despacho. —El señor Sánchez Polack ha llegado, pero está en los lavabos. Me ha dicho que no tardará más de dos minutos—. La secretaria volvió a su lugar de trabajo. De pronto se oyó un grito. Coincidiendo con el grito de la secretaria apareció Tip, desnudo. Solo llevaba los zapatos, las medias y las ligas. El productor decidió que con un tipo así era imposible rodar una película. Fueron expulsados de la oficina. Al marcharse, la secretaria volvió a gritar. —No lo entiendo. En porretas soy una fermosura—.
Tenía por costumbre llegar tarde a sus compromisos. Su biógrafo y amigo Manuel Ruiz-Castilllo era muy partidario de sus retrasos, por el ingenio de sus excusas. —Siento llegar tarde, pero me ha llamado el Generalísimo Franco para preguntarme donde puede encontrar unos discos de zarzuelas que están agotados, y cuando le he dicho que llegaba tarde a una cita y me tenía que ir, Franco se ha hecho el distraído. —Coja papel y pluma, que le voy a dictar las zarzuelas que me faltan—. Total, que se puso a dictarme, y aunque me dictaba deprisa —porque Franco será lo que sea, pero era un gran dictador—, yo me estaba poniendo nerviosísimo, sin saber cómo acabar aquella conversación, porque no le iba a colgar el teléfono al mismísimo Generalísimo Franco, como comprenderéis… Así que me he retrasado por eso—.
En su primer libro de poemas, «Cantares del Mío Tip», pasa por encima, pero pasa, por el misterio de la muerte.
Quiero estar vivo,
Para ver si a mi entierro
Van mis amigos.
Las maribelinas, previamente abullangadas se sofríen al desgaire.
Sírvase en copa de cóctel tamaño folio.
Feliz viernes.