Sánchez amortizado
La Audiencia no va a archivar lo de Begoña Gómez, cosa que provoca un par de giros en la cabeza del poseso. Sánchez tiene que estar poseso, en efecto, para dedicarse a la maldad pudiendo no dedicarse a nada
Hay ruidos, codazos, susurros a su paso. A Sánchez han empezado a amortizarlo. Así caen los líderes socialistas indiscutidos: discutiéndolos. De Negrín a Zapatero. Bueno, al primero lo enfrentaron militarmente; lo de discutirlo sería un eufemismo excesivo. Pero te digo que ha perdido el aura que le veían (no sé cómo ni por qué, a mí que me registren, pero se la veían). Uso el pretérito porque eso es ya el autócrata, sin que se haya dado ni cuenta. Seguramente, cuando te acostumbras a imponer la voluntad de tus dídimos te cuesta más notar que ya no existes, que el mundo sigue girando como siempre y en el cielo el Falcon ya te echa de más, al complejo de la Moncloa le sobras y al olvido le faltas. Todos tenemos nuestro pundonor, no nos gusta que una mano gigantesca nos barra de la mesa de juego junto con fichas, piezas, tableros, cartas, vasos y botellería. Todo pasa, todo fluye, panta rei.
La Audiencia no va a archivar lo de Begoña Gómez, cosa que provoca un par de giros en la cabeza del poseso. Sánchez tiene que estar poseso, en efecto, para dedicarse a la maldad pudiendo no dedicarse a nada. O sea, que los viajes para ver si les creas a los judíos un ambientito tipo años treinta se los podía ahorrar, y no entiendo por qué él, precisamente, que no parece muy trabajador, que busca excusas para tumbarse cinco días, que es tirando a perrete, vamos, se toma tantas molestias. Trabajar con ahínco en favor del puro mal es raro, salvo que estés poseso. Dos o tres vueltas de cabeza más —trescientos sesenta grados, por supuesto— ha dado con lo de Aldama, sin notarlo casi. Sin notarlo él, pero sí los circunstantes. La detención de Aldama adentra en otra atmósfera a los pájaros de cuenta del sanchismo mangante, y a dos familiares del autócrata se les empieza a poner cara de trullo. No es un fenómeno jurídico aún, no se me despisten. Son mimetismos, automáticos, actuaciones del mecanismo evolutivo.
El día que uno pisa la trena, sus posturas, su pronunciación, su tono muscular ya han cambiado merced a un proceso que no principia el día de la sentencia, sino el que lees en el titular del teléfono de tu vecino en el avión, antes de despegar, que han trincado a un engranaje de tu reloj. Instintos más inteligentes que tú te van adecuando el cuerpo, el andar, lo que ves de refilón, la capacidad de anticiparte, la protección de las espinillas y de la entrepierna, etc. Porque tu inconsciente sabe que si llegas a chirona con la actitud habitual, o dando órdenes a los funcionarios, o exigiendo tu derecho al descanso cuando te toca levantarte, o colocando una morcilla incomprensible sobre falso marketing de oídas, las cosas no te van a ir bien. Solo Sánchez no sabe que ya los suyos lo dan por terminado. Cómo le van a llorar los etarras, los golpistas y los iraníes.