A Napoleonchu le fallan los peones
Ya comprendo que no va a reprender a su embajador porque nadie en Moncloa puede permitirse hacer nada que pueda molestar lo más mínimo a Begoña y su marido. No me extrañaría que a March incluso le merezca una condecoración pensionada
Ya comprendo que los diplomáticos que están en el final de su carrera tienen que hacer muchos méritos ante quien les ha nombrado. El embajador en la India, Juan Antonio March Pujol, tiene como principal mérito en su trayectoria el ser el responsable de la ejecución de la donación de esa capilla sixtina del zapaterismo que es la (en mi opinión atroz) cúpula de Miquel Barceló en un salón de la sede de Naciones Unidas en Ginebra. Una supuesta obra de arte de la que se desprenden las estalactitas de pintura y para cuyo mantenimiento España contribuyó sustancialmente a crear la Fundación Onuart. March fue también embajador en Moscú ante la sorpresa de las autoridades rusas, que dudaban de su trayectoria y tras un paso por el sector privado, ha sido rescatado por nuestro inefable Napoleonchu para enviarlo de embajador a la India, un país de dimensiones continentales.
March ha organizado una visita del presidente del Gobierno a la India en la que se ha desvivido por conseguirle un tratamiento no de jefe de Gobierno, lo que es, sino de jefe de Estado, lo que no es. Hasta ha conseguido que Begoña Gómez tenga su propio programa, como si fuera una primera dama, lo que sin duda tiene mucho mérito por parte del embajador. Aunque quizá sería mejor que dedicara sus esfuerzos a objetivos más productivos para el Reino de España. Pero a ella le habrá representado un gran consuelo, en los tiempos que corren.
The Times of India es el periódico en inglés más leído del mundo. Vende 4 millones de copias en papel y tiene unos 13,5 millones de lectores de su edición impresa. De la edición digital, ni digamos: está entre las webs más leídas del mundo. No hay nadie en la India que sea alguien y que no lea ese periódico. Con motivo de la visita oficial de Sánchez a la India se me ocurrió echar un ojo a lo que estaban publicando estos días los medios locales y empecé por ese diario de referencia. Esta columna está ilustrada con una captura de la noticia con la que me encontré. El titular en español es: «Invitada por el primer ministro Modi, la presidente española Begoña Gómez visita la India del 27 al 29 de octubre; inaugurará la fábrica del avión C295». Lo primero que hice tras leer el titular fue comprobar si lo firmaba Patxi López. No puedo descartar que lo hubiera redactado, pero la noticia carecía de autoría.
Examinada con detalle, vi que esta noticia que aparece en la edición digital de uno de los periódicos más leídos del mundo —supongo que también estaría en la edición impresa— se publicó el pasado 23 de octubre a las 19,56 hora local. La captura que aquí se reproduce es de más de cinco días después. De lo que cabe deducir que en la Embajada de España en Delhi están tan ocupados con los intríngulis de la visita pretendidamente de Estado, que nadie ha tenido tiempo de llamar a la dirección de The Times of India no ya para decirles que España no tiene un presidente —tenemos un presidente del Gobierno, no de España— sino que Begoña Gómez no tiene ningún cargo conocido. Por más que Patxi López y sus mariachis intenten convencernos de lo contrario.
Ya comprendo que Napoleonchu no va a reprender a su embajador porque nadie en Moncloa puede permitirse hacer nada que pueda molestar lo más mínimo a Begoña y su marido. No me extrañaría que a March incluso le merezca una condecoración pensionada. Perdonen que insista, pero me reconocerán que no paramos de mejorar.